Proyecto Mutan junto con Compostate Bien, que diseña composteras hogareñas, crearon una compostera hecha 100% con material reciclado
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“Queríamos crear una compostera que sea práctica y bella a la vez”, cuenta Sergio Fasani, unos de los fundadores de Proyecto MUTAN, un equipo de diseñadores y defensores del medio ambiente. Este grupo se formó en sus últimos años de la carrera diseño industrial cuando tenían que hacer un proceso y maquinaria de cero. Sergio le explica a REVISTA JARDÍN que en antes de terminar la facultad comenzó a especializarse en el tratamiento de reciclados.
Como parte de una investigación para la facultad, Sergio llegó a la conclusión de que era posible usar el triturado de plásticos sin realizar el paso intermedio, lo que en general se hace en la industria, y de esta forma lograr la creación de productos. Él explica que las máquinas de rotomoldeo (la cual produce formas huecas como las composteras y que ellos hacen de cero) ya están en el mercado, pero su costo es muy elevado y están preparadas para producir a escala masiva. A estas maquinarias le agregan electrónica y mecanismos.
Cómo surgió la idea
Si bien el primer elemento elaborado no fue una compostera, cuando surgió la idea junto con “Compostate bien” no tuvieron dudas en que iba a ser un elemento de gran uso. Esta es la primera en el país que está hecha con 3000 tapitas de botellas que fueron recicladas, que luego se funden para lograr la forma.
Las variables principales que quisieron mantener de las composteras en el mercado es que sea vertical y que tenga una forma de encastre para que el peso no aplaste los residuos orgánicos, de esta forma el proceso de compostar es mas rápido. Otro factor que tuvieron en cuenta es el diseño, que no sea rústica y que, por su estética, hasta se considere como un elemento decorativo.
“Es para que la gente que quiere comenzar a hacer compost no tenga que estar todo el tiempo aireando”, explica Sergio. Agrega también que algunos la tienen en el living sin bichos y sin olor. Igualmente: “Si te descuidaste corrés el riesgo de que el material orgánico desprenda un olor desagradable. Es como una planta: uno tiene que estar atento si la riega mucho o poco”, cuenta el diseñador que trabaja con el reciclaje.
La compostera cuenta con tres piezas fundamentales: la primera es la parte de abajo, donde se acumula el líquido lixiviado, esta parte tiene una forma hueca y profunda; el segundo es donde se colocan los residuos orgánicos, el fondo de esta parte tiene agujeros que hacen posible el aireado del material orgánico; por último, el tercero es la tapa, para que la compostera pase desapercibida y hasta se utilice como maceta. “Una vez que se llena un módulo con orgánicos, se pasa para abajo para que el proceso continúe”, explica Sergio.
El kit de la compostera viene con una bolsita de lombrices californianas, ya que estas aceleran el proceso de manera notable. “En el caso de no tener las lombrices, en la compostera aparecen primero otros bichitos como las larvas y después de forma natural nacen las lombrices”, explica el diseñador industrial. Además, cuenta que notó que al comer mucho vegetal completaba los módulos de forma rápida sin que los anteriores finalizaran el proceso; por eso, sumó uno más a la torre.
“No le dedico mucho tiempo a la compostera porque ya entendí cómo es el método de hacer compost”, comenta el cocreador de Proyecto Mutan.
Los tamaños no varían, pero hay de dos módulos o de tres, con la posibilidad de comprar las piezas por separado.
Los módulos que tienen perforaciones permiten el traspaso de las lombrices de un lado para el otro o que el líquido de los lixiviados pase hacia el contenedor de abajo. Y el contenedor de abajo no tiene agujeros.
Cómo consiguen el material
El material que utilizan son las tapitas de plástico que la gente de todo el país dona a fundaciones, escuelas y cooperativas, y que, luego, estas organizaciones venden de forma directa a la industria. “Desde Proyecto Mutan, el origen es trabajar con cooperativas de recuperadores urbanos. No recibimos material directamente. De esta forma se logra hacer el trabajo, ya que no se apunta a una logística, clasificación, ni limpieza de los materiales; todos estos procesos ya están organizados en torno a las cooperativas. La idea es valorar eso y no hacer campaña de recupero cuando ya hay todo un sector de la sociedad que está pudiendo vivir de la venta de ese material”, cuenta Sergio.
Al comprarle a estas cooperativas y fundaciones, ellos se pueden dedicar completamente a la fabricación de productos. “Nuestra meta es hacer elementos que perduren en el tiempo, no como las tapitas de las botellas”, expresa.
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