Cuando hablamos de moda y flores, una de las grandes y más famosas duplas fue la de la firma francesa y la camelia que fue utilizada en múltiples diseños y es el ícono indiscutido de la etiqueta.
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Gabrielle Bonheur, conocida en el mundo de la moda como Coco Chanel, asistió con solo 13 años a la representación de “La dama de las camelias”, la obra de Alejandro Dumas (hijo).
En la obra, la protagonista, Margarita Gautier (personaje inspirado en la cortesana Marie Duplessis), elige esa flor para adornar su atuendo, ya que es alérgica a la fragancia de las flores.
A partir de ese momento, Coco se enamora de la camelia como símbolo femenino.
La utiliza por primera vez para decorar un vestido de gasa en 1923; la prefería en tono blanco para que se destaque, como un haz de luz, sobre el negro, su color preferido para los vestidos de noche.
La camelia también se convirtió en el símbolo del refinamiento y la ambigüedad cuando Marcel Proust, el novelista francés, comenzó a llevarla en la solapa
Con historia
Sin embargo, la historia de esta planta es mucho más antigua, pues ya se la utilizaba en China cientos de años atrás.
Desde allí fueron llevadas a Europa en el siglo XVIII; llegaron a Portugal antes que a Inglaterra y luego se comenzaron a cultivar en España, sobre todo en Galicia, donde su presencia se remonta a principios de 1800. En el siglo XIX llegó a Australia desde Inglaterra.
El género Camellia está naturalmente distribuida por China, Japón, Corea, Vietnam, Laos, Camboya, Tailandia, islas Formosa, Birmania, Borneo, Sumatra, Java y pertenece a la familia Theaceae, que incluye además otra planta famosa, presente en meriendas y desayunos: el té (Camellia sinensis).
En el sur de China se cultiva también la Camellia oleífera, para producir un aceite que se extrae de sus semillas, con usos en cosmética y cocina.
Entre las especies que se cultivan para el jardín, la más común es C. japonica: es un arbusto de crecimiento lento, que puede alcanzar entre 3 y 6 m de altura, de hoja perenne, coriácea y verde profundo el haz y grisáceo el envés.
La forma de la planta es variable, desde compacta y recta hasta abierta. Florece entre finales de otoño y principios de primavera, con flores terminales, solitarias o en parejas, de tamaño y colores variables: blanco, rosado, púrpura, con corola simple, semidoble o dobles.
Uno de los caracteres que se buscó mejorar a lo largo de su cultivo fue lograr que las plantas se desprendan de sus flores marchitas, pues que en las variedades originales el quedar sostenidas por la planta, le restaba belleza.
Cómo se cultiva
Prosperan a la sombra y protegidas por otras especies leñosas más altas, que la resguardan del sol intenso y los vientos fuertes.
El tiempo fresco, dentro de ciertos límites pues son sensibles a heladas, intensifica el color y mejora la calidad de la flor; por el contrario las temperaturas elevadas y la baja humedad desmejoran la calidad de la planta y su floración.
Necesita suelos ácidos, pH entre 5,5 y 7, ricos en materia orgánica, muy bien drenados pero con buen contendido de humedad.
Durante la época de floración, no debe faltarle el recurso hídrico, su escasez puede afectar una adecuada apertura de los capullos, lo mismo durante la formación de los nuevos brotes. Ideal para rincones de poca luz en el jardín; pueden cultivarse en macetas.
Entre nosotros, también Palito Ortega le ha dedicado una canción… quien no la ha tarareado….
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