La Juanita Huertas heredó de su padre el amor por la huerta y el trabajo en la tierra, hoy es dueña de una empresa que se fortaleció gracias a las redes sociales y se expande año a año.
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De nacimiento, Juana Guimarey lleva las huertas en su ADN. Desde chica, su padre inculcó en la familia el contacto con la naturaleza y la costumbre de involucrarse en el ciclo de las plantas y consumir lo que cada estación ofrece.
En la casa de Juana, esta misión se cumplía de manera espontánea y autodidacta en un pasillo de 20 metros cuadrados que se trabajaba en equipo: alguien regaba, alguien sembraba, alguien cosechaba y así se repartían las tareas de un apasionante ritual familiar con la huerta como excusa.
Cuando Juana terminó el colegio a nadie en la familia le llamó la atención que se inscribiera en la carrera de Ingeniería Agrónoma. Tampoco que más tarde fundara su propia empresa de huertas, hoy exitosísima gracias al empuje de su pasión: @LaJuanitaHuertas.
“Siempre me involucré en la huerta en casa, pero en 2015 hubo una situación que me acercó todavía más: le diagnosticaron una enfermedad grave a una tía mía y necesitaba comer más sano, entonces me pidió que la ayudara a armar una huerta en su casa”, recuerda Juana.
Así llegaron después los primeros contactos de boca en boca que también querían su huerta llave en mano: “Empecé a hacer huertas en casas y las redes sociales me ayudaron mucho a difundir mi emprendimiento. Después, en 2019 me decidí a dar talleres, me llamó Juan Buela (@frutalorganico) para proponerme dar un curso juntos y yo la verdad que al principio no me animaba, pero resultó un éxito.”
Casi sin proponérselo nació La Juanita Huertas, que hoy no solo diseña y brinda servicios estacionales de huertas domiciliarias, sino que da cursos para particulares y empresas y también importa composteras desde Nueva Zelanda.
Con la huerta aprendés a tomar conciencia de la importancia de consumir lo de la estación, cambiar un poco el chip y comer lo que hay en cada época del año.
En plena pandemia su vida dio un giro inesperado cuando unos amigos de su familia la convocaron para armar una huerta en una urbanización que se estaba gestando en General Rodríguez: “Hicimos la huerta para trabajar en familia en el barrio durante la pandemia. Veníamos en familia, comíamos asados, hacíamos huerta y pasábamos el día.”
De a poco el barrio comenzó a desarrollarse y finalmente Juana se instaló ahí poco después de casarse con Nico y construyeron su hogar.
Todo suena muy veloz en la vida de esta emprendedora de 29 años que comenzó a los 21 a diseñar su empresa. Hoy vive cerca de la huerta de 100 metros cuadrados que cuidan en familia entre los vecinos del barrio: “Lo que me gusta es compartir y contagiar lo que yo fui aprendiendo. Necesitamos de la naturaleza para vivir, para estar bien”, reflexiona.
3 recomendaciones de Juanita para principiantes
- Buscar un lugar que tenga sol para armar la huerta
- Cultivar especies de estación
- Usar un buen sustrato, abonar con compost rico en nutrientes