¡Hoy empieza la feria más esperada! Azzurra Tortugas, en Pilar, es el escenario de este festejo a la jardinería y el paisajismo hasta el domingo 1 de octubre.
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Los especialistas más destacados en cada especialidad se darán cita para dar charlas y talleres al público. Contará con la presencia de Clara Billoch, Ignacio Van Heden, Juan Buela, Juana Guimarey, Guillermo Benítez Cruz, entre otros. Y también estará presente la paisajista, jardinera e influencer Paquita Romano que hablará de la jardinería como modo de vida. Podés conocerla personalmente en la feria, pero te adelantamos quién es Paquita y cómo empezó su camino.
En Benavídez, un barrio arbolado con calles de tierra, Paquita Romano nos invita a descubrir La Flor Azul, espacio donde hace 15 años habita con su pareja, sus hijos, su casa en constante ampliación, y sus plantas. Ella pertenece a una nueva generación de paisajistas experimentales, irreverentes, apasionados y con un público cautivo de seguidores que adoran su forma de contar y de enamorarse de las plantas y de vincular la naturaleza con el bienestar.
En su cuenta de Instagram no faltan las fotos y videos, la música, los datos y tips, las confesiones y la belleza. Su jardín incluye un primer espacio de pradera, luego las sombras de un espacio tropical, y finalmente el agua, pileta y estanque, y los canteros. Estos últimos son su espacio de experimentación. Prueba, reemplaza, siembra y luego cuenta con herramientas para asesorar a sus clientes. La regla es la ausencia de reglas. Y la jardinería como forma de vida. También se suma un huerto, para dar vida a platos orgánicos y hechos en casa.
Hoy Paquita trabaja en su libro, donde habla sobre la “gimnasia del ser humano en el jardín”, por ejemplo, practicar la paciencia y la fe antes de la primavera, cuando esperamos que todo brote.
¿Cómo llegaste a la jardinería?
Mamá es una grosa. Ella se pasó toda la vida en el jardín y yo diciendo ‘está totalmente loca’. Y resulta que es exactamente lo que estoy hago ahora. Yo la miraba y me preguntaba ¿qué hace? Mi abuela también fue una genia, y mi bisabuela tenía uno de los jardines más lindos de La Argentina. Pero no imaginaba que era posible trabajar de esto.
¿Cómo fue tu formación?
Soy autodidacta. Hice cursos, pero no tengo estudio formal, aunque tenga el jardín de una paisajista. Primero fui diseñadora de indumentaria. Todas mis amigas estudiaban y yo estaba haciendo calle, porque a los 18 fui mamá y tenía que ocuparme de Bauti. No podía estudiar, aunque me hubiera gustado. Me fue bárbaro con la moda y después vendí mi marca. Una parte del manejo económico no me gustaba, no era mi forma.
¿Después pasaste a la ambientación?
Teníamos la casa hecha de chapa vieja, de una manera particular. Y así que empecé a hacer dirección artística de obra esta estética de demolición. Hice un mercado en Villa La Angostura. El arquitecto me traía el dibujo de la caja y yo elegía la materialidad, siempre materiales reciclados. Trabajé un montón.
¿Cómo llegó el jardín?
Un día sembré una semilla y me volví loca. Me quedé un año metida acá adentro, haciendo jardinería. Empecé en marzo, y a fin de año la revista Jardín me estaba haciendo una nota. Tuve facilidad. Sabía cosas. Por ejemplo, pasaba junto a un cerco con el auto y pensaba: le faltan agua a las óleas. Me daba cuenta de que la planta sufría. Siempre tuve esa sensibilidad.
¿Cuándo empezó a ser redituable?
Nada de todo esto lo busqué. Me empezaron a pedir que hiciera paisajismo, y yo decía que no porque no era paisajista. Pero al final dije que sí. Empecé a producir semillas, que es algo muy trabajoso, pero yo sé lo que es lograr la planta que querés. Después, un grupo me pidió que les diera clases y yo tenía estigma de no sé nada, pero sí sabía. Creo que todos tenemos la capacidad de hacer todo.
Hay algo de pasión, de entrega.
Sí soy extrema, triple escorpio. Pero no busco el éxito. Tengo un tema con el tiempo. Le doy mucho valor. Para mí todo es hoy. Una amiga me preguntó: ¿qué harías si te morís mañana? Esto que estoy haciendo.
Me la paso buscando plantas. Las tengo en la cabeza y cuando voy a un vivero pregunto, por las dudas. Ahora quiero la magnolia stellata. Ya va a aparecer.
¿Qué vienen a buscar tus alumnos a los talleres?
Lo primero que les atrae es una flor. Pero es una excusa. Cuando empezás a ver más allá de esa primera imagen te deslumbrás por el pimpollo, más tarde por la estructura de la planta y luego te atrapa el brillo de la hoja. Cuando podés ver así el jardín, empezás a ver tu diaria así. En realidad, lo que estás haciendo es la práctica de vivir en un mundo con una belleza superior.
¿Qué es lo más lindo de enseñar?
Lo que más me gusta de primer año es ver lo que sienten cuando logran, aunque sea, cinco amapolas, porque les genera lo mismo que me generó a mí. La felicidad de ver su jardín y tener su espacio. Yo soy disléxica, y tengo caminos de aprendizaje diferentes, por eso les hago paralelismos con el ser humano. El otro día una alumna recordaba que yo le dije que los anuales son los amantes y los perennes los maridos. Y así lo pudo fijar. El perenne es estable, te tira una florcita, y el anual te hace el show y llega el frío y se va.
¿Cómo pensaste este lugar?
Lo pienso todos los días, es una obra de arte en constante movimiento. Todos los días trabajo en el jardín. Es como una fantasía, no me limito. Si yo quiero tener un podocarpus, que casi no se usaba, o un buxus nube, lo pongo. Me tiene que hacer feliz a mí.
¿Cuál es tu actividad favorita del jardín?
Me encanta la poda. La poda chiquita. Yo me levanto y me pongo este cinturón con la tijera, y así estoy todo el día. Creo que una tijera hace a un buen jardín. Yo no aplico productos químicos, salvo que sea grave. Entonces muchas veces podo el problema, si tengo algo con pulgón, tal vez lo podo. Te pueden diseñar el mejor jardín, pero si no lo podás, se viene abajo.
¿Cómo te organizás?
Más allá de la poda chica, tengo dos podas fuertes y dos siembras fuertes. Otoño y primavera tienen las condiciones perfectas para germinar, pero si me agarra la abstinencia de germinar en enero, porque no lo hago desde septiembre, hago unas cobaeas, y las cuido de una manera particular. Cuando tenés un jardín tan grande como este, tenés que tener un ritmo ordenado. Yo soy muy dispersa y trabajé un montón eso.
¿Seguís aprendiendo?
En la jardinería sabés un montón y no sabés nada. El aprendizaje no es vertical, es horizontal. Mis alumnos me enseñan. Una alumna me dijo que le había dado lástima podar un alelí y entonces lo dejó. Vamos viendo las reacciones de las plantas. El manejo es lo que aprendés durante años en el jardín. Por ejemplo, la achilea la podaba hasta abajo, pero dejé una sin darme cuenta, y dio una segunda floración.
¿Qué le dirías a alguien que quiere empezar su jardín, pero no se anima?
Primero que el miedo es un autolimitante, y no podés ser la persona que te limite a vos misma. Si tenés miedo al jardín es que tenés expectativas, el temor a que algo salga mal. Pero si tu jardín es una experiencia, están todas las posibilidades abiertas.