La amapola es una planta rústica, de fácil cultivo, por eso es ideal para principiantes que quieran incursionar en los jardines de estilo agreste.
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Los días de invierno son ideales para diseñar el jardín que queremos disfrutar la próxima primavera y sembrar las especies que soportarán las bajas temperaturas para desarrollarse durante el invierno y desplegar sus flores en primavera.
Las amapolas (Papaver sp.), como las arvejillas o las espuelas de caballero, son una de las especies anuales con bellísimas flores, fáciles de cultivar, que podés sembrar en esta época para que tu jardín adquiera un paisaje de pradera cuando comience la primavera.
De belleza agreste, los pétalos de sus flores parecen hechos de papel crepé y tienen un valor ornamental cautivante. Existen variedades con flores rojas, rosadas, lilas, blancas, grises, bicolores o jaspeadas, simples o dobles.
En la huerta, las amapolas crecen muy bien entre los espárragos, llenando de color el follaje plumoso de estos. También podemos combinarla con chauchas o en la cabecera de un cantero de berenjenas o ajíes.
Sus semillas son comestibles: tienen un dejo de sabor a avellana y se usan en panes y pastelería porque aportan una textura muy particular a las preparaciones.
De suave efecto relajante, las semillas de amapola son muy ricas en grasas insaturadas, calcio, aceites, vitaminas y minerales.
¿Cómo se siembran?
La siembra de la amapola se realiza directamente en el terreno (siembra de asiento) ya que no tolera el trasplante. Para eso es necesario preparar previamente el suelo, carpiendo superficialmente y eliminando terrones.
La distancia final de cultivo debe ser de 15-20 cm entre plantas. Si querés perpetuar la especie en el jardín por medio de la resiembra espontánea, es recomendable dejarla fructificar y remover el suelo en el otoño para que las semillas reciban el pulso de luz necesario para germinar.
Cómo cuidar las amapolas
La amapola es una flor rústica, de fácil cultivo, por eso se recomienda para quienes quieran incursionar en los jardines de estilo agreste.
La amapola requiere pleno sol y suelos sueltos, con buen drenaje, no demasiado fértiles. Soporta heladas y sequía, y prospera en diferentes climas, templados y fríos.
Para prolongar el período de floración, conviene eliminar las flores marchitas y los frutos y planificar siembras escalonadas entre los meses de marzo y junio.
Las cápsulas secas (llenas de semillas) se recolectan desde la primavera hasta fines del verano. Se dejan secar, se vacían las cápsulas y se almacenan. Las flores secas también son bellísimas para decorar.
LA NACION