Al aire libre y en el verde, los más pequeños pueden conocer y respetar tanto plantas como animales. Te compartimos propuestas fáciles para organizar y compartir en familia.
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Se sabe, jugar al aire libre es muy saludable. Y realizar actividades puertas afuera es tan enriquecedor como divertido. El jardín de casa o los espacios verdes compartidos de los edificios invitan a aprender a mirar, escuchar, oler y a observar. Un patio, una terraza o un balcón con plantas, incluso, pueden ofrecer este tipo de entretenimiento.
La mejor forma de adquirir conciencia ambiental y sensibilidad hacia la naturaleza es disfrutándola, viviéndola, descubriéndola. Los parques y plazas de la ciudad también son ideales para eso, y aunque hoy rijan restricciones sanitarias que impiden aprovecharlos al máximo, su reapertura será una realidad más tarde o más temprano y, mientras tanto, ir organizando la actividad puede ser un plan en sí mismo. Así, los chicos conocerán y respetarán a los demás seres vivos que comparten su hábitat con todos nosotros, tanto plantas como animales. Aquí les proponemos tres actividades para realizar al aire libre, para jugar, aprender y compartir.
Búsqueda del tesoro
La “búsqueda del tesoro” puede hacerse en el jardín de casa, el parque o incluso en un pequeño patio. ¡Las macetas y las plantas son lugares maravillosos para esconder pistas o pequeños tesoros!
Primer paso
Un adulto escribe y esconde pistas en el jardín. La complejidad de las pistas varía según la edad o la experiencia de los exploradores. En todos los casos, obliga al que escribe y al que hace la búsqueda a observar, a encontrar características propias de una planta, a encontrar diferencias.
Algunas pistas posibles son:
- Una planta con hojas en forma de corazón, de estrella o de oreja de ratón.
- Una planta con hojas de color amarillo, verde brillante o de dos colores.
- Una planta con hojas más pequeñas que un caracol o más grandes que un limón.
- El árbol más alto del jardín.
- El árbol que haya perdido todas sus hojas.
- El árbol que tenga un nido.
- Una planta que se trepa sobre otra.
- Una planta con espinas.
- Una planta con rico olor.
- Una planta con flores rosadas.
- Plantas cercanas a un hormiguero o a un hongo.
- Plantas comidas por un caracol.
- Plantas con frutos anaranjados o voladores, como el panadero.
- Plantas que comemos.
- Plantas con flores de cinco pétalos.
- La planta preferida de las mariposas.
También pueden sacarse fotos de una parte de la planta (la hoja, el tallo, etc.) y proponer que busquen la planta a la cual pertenece esa imagen. Para los más pequeños son ideales las pistas que implican la búsqueda de colores o contar cosas, como pétalos. Si el niño no sabe lo que es un pétalo, el adulto tiene la gran oportunidad y el privilegio de enseñarle.
Segundo paso
Una pista lleva a la otra hasta llegar al tesoro. Se recomiendan de cinco a diez pistas. ¿El tesoro? ¡Queda librado a la imaginación! Si se llegó hasta acá, no será difícil pensar en uno. Un mismo espacio permite hacer infinidad de búsquedas y complejizarlas a medida que el explorador se va haciendo experto. Pueden incluirse lupas o linternas (si se hace de noche). También, desafíos −como hacer un dibujo de la planta encontrada− ir de una pista a la otra imitando a algún animal, traer de la planta encontrada una hoja, fruto o flor que esté en el piso. Siempre recordar a los niños que debemos ser respetuosos con los animales y las plantas que viven en nuestro jardín. Una vez aprendido el mecanismo, está buenísimo invertir roles y que sea alguno de los peques el que escriba las pistas para hallar el tesoro. Si no sabe escribir, puede hacerlo con dibujos.
Búsqueda de bichos
En nuestro patio o jardín, además de plantas, viven muchos otros seres vivos, especialmente si no echamos venenos. La mayoría de ellos no hacen daño a nuestras plantas y, por el contrario, contribuyen a que nuestro jardín esté saludable. Por ejemplo:
- Las mariposas, abejas y abejorros polinizan las flores y, de esta manera, obtenemos frutos y semillas.
- Las lombrices airean el suelo, mejorando su calidad para que vivan nuestras plantas.
- Bichos bolita, milpiés y otros contribuyen a descomponer los restos vegetales y, así, nutrir la tierra.
- Las aves dispersan semillas y comen bichos, lo que permite mantener un equilibrio en el jardín.
- Los sapos, arañas y muchos insectos, como las vaquitas de San Antonio, también comen bichos, como mosquitos o pulgones.
Propongan a los chicos salir a explorar el jardín. Pídanles que hagan una lista de todos los animales que encuentren, que los observen, que vean cómo se desplazan, si vuelan, si se arrastran y que traten de descubrir qué estaban haciendo cuando los vieron. Sugiéranles que anoten todas estas observaciones.
Pueden llevar anotador, lápiz, lupa y binoculares. Si ven algún animal repetido, pueden indicarlo haciendo una cruz. Si ven huellas, pueden tratar de averiguar a qué animal pertenecen. Si no logran descubrir lo que estaban haciendo, pueden imaginarlo y, luego, si quieren conocerlos mejor, pueden investigar sobre ellos en libros o en Internet.
Pueden sugerir al explorador que busque:
- Bichos con lupas bajo troncos, hojarasca o baldosas flojas, o en el compost, si tienen.
- Mariposas, abejas o colibríes cerca de las flores.
- Aves en algún árbol.
- Caminos de hormigas atravesando el césped.
- Caracoles y otros bichos en lugares oscuros y húmedos.
- Orugas y otros insectos en plantas con signos de haber sido comidas.
Es importante moverse en silencio, tener paciencia, tomarse tiempo para observar y, por sobre todo, ¡no lastimar, ni molestar a los bichos! Y hay que tener precaución: los ciempiés, abejas y arañas pueden picar.
Álbum de mi jardín
Salir a dibujar o pintar al jardín es una actividad muy placentera. Busquen el lugar, organicen los materiales, y pidan a los niños que elijan una planta y la dibujen. Con los dibujos realizados pueden armar el “Álbum de las plantas de mi jardín”.
Algunas sugerencias:
El adulto puede ir guiando la observación haciendo notar, por ejemplo, la ausencia de hojas, la presencia de flores o frutos, o mayores detalles si al niño le interesa.
- Dibujar la planta entera o una parte de ella.
- Elegir siempre la misma planta para ver sus cambios en el tiempo mediante los bocetos.
- Ir cambiando de planta y así, conocer los detalles de una distinta cada vez.
- Si se trata de un árbol, pueden tomar impresiones de su corteza apoyando la hoja sobre el tronco y presionando con un crayón.
- Investigar y escribir el nombre de la planta.
El registro también se puede hacer con fotos tomadas por los niños. En este caso, poner algún juguete a modo de realizar una escala de referencia del tamaño.
Texto: Gentileza Lic. Adriana Burgos.
LA NACION