Estas plantas tienen bajos requerimientos de mantenimiento, riego y fertilidad. Además, tienen la particularidad de ser duraderas y, como plus, atraen insectos nativos.
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Volver a la fuente, al origen, a lo natural. Mirar los “yuyos” desde otro ángulo, con la mirada suavizada y puesta en sus virtudes: lo simple, lo fácil, lo que entrega la tierra y el lugar.
El hombre descubre que necesita un cambio en el uso de los recursos naturales, respetar el ambiente que lo rodea, el paisaje existente, y así trata de intervenir en él de la manera más amigable posible.
El jardín de estilo silvestre cobra cada vez más relevancia y nos muestra un paisaje más natural, sostenible en el tiempo, donde flora y fauna vuelven a encontrarse
Más allá de las modas y tendencias, lo que se impone en nuestros días es la realidad: varias son las razones que llevan a repensar la idea de jardín ornamental: el avance de las construcciones urbanas, las especies autóctonas que fueron relegadas durante años y con ello la pérdida de su fauna asociada, el calentamiento global, el avance de la ganadería, los monocultivos, entre otras.
Las praderas silvestres son una tendencia mundial en paisajismo
Ya hace ya varios años, en Inglaterra comenzaron a dejar zonas de césped sin cortar y con el tiempo se fueron poblando de especies que formaban verdaderas borduras naturales: son los llamados rough.
En Francia, el paisajista Gilles Clément creaba los “Jardines en Movimiento”, lugares donde las especies crecían libremente, formaban praderas naturales que cambiaban en las distintas estaciones del año.
Otro ejemplo es el High Line Park en Nueva York, un parque realizado sobre una antigua vía de tren en desuso que es uno de los parques más visitados de la Gran Manzana.
Sus creadores se inspiraron en las malezas que crecían naturalmente durante el abandono del lugar y el resultado es una plantación dinámica, que cambia en cada estación, plena de diferentes texturas, alturas y colores.
Piet Oudolf fue quien realizó el paisajismo en este parque y es un pionero en utilizar praderas silvestres en sus proyectos.
En nuestro país, el paisajista Jorge Garino fue un precursor de este estilo. Hace muchos años comenzó a combinar herbáceas perennes con las plantas que crecían espontáneamente y los rough son un sello en varios parques diseñados por Garino.
¿Cuántas veces, andando por rutas de nuestro país, nos maravillamos con las distintas flores y texturas que aparecen a la vera del camino?
Los bordes de las rutas son verdaderos jardines silvestres, donde la naturaleza hace crecer cada planta de manera casi perfecta, un claro ejemplo de que este estilo posee su propia belleza, además de todos los beneficios que trae aparejados.
Los jardines silvestres están formados por comunidades vegetales que tienen bajos requerimientos de mantenimiento, riego y fertilidad. Se prueban las distintas especies, se controlan las de crecimiento dominante y se eligen de acuerdo con su comportamiento. El resultado es sorprendente: poseen identidad propia y están en constante movimiento.