En distintos barrios de la Ciudad y el conurbano los vecinos se sorprendieron con una repentina invasión de estos insectos.
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Repentinamente, miles de hormigas voladoras emergen del suelo y causan revuelo en las ciudades, que se llenan de nubes de insectos. Sucede cada año en la misma época. ¿A qué se debe este surgimiento súbito y simultáneo? ¿Cómo se sincronizan estos insectos para aparecer al mismo tiempo?
En realidad, las hormigas que vemos volar no sufrieron ninguna mutación genética, ni son especies diferenciadas. Son las mismas hormigas que vemos habitualmente en el suelo, la diferencia es que se encuentran en la fase reproductiva, un momento decisivo para la supervivencia de la especie.
Las hormigas aladas no son más que un grupo de machos intentando reproducirse con una reina
La única función de las hormigas aladas es la de reproducirse. ¿Qué ocurre entonces? Una vez que tiene lugar la cópula, que normalmente se produce en el aire, las hormigas hembra fecundadas se comerán sus propias alas y optarán por regresar al nido o intentar construir uno nuevo.
El destino de las hormigas machos es menos esperanzador: morirán después de la cópula, como hacen los zánganos de las abejas, ya que su única función es reproducirse.
Las hormigas, igual que las abejas, se organizan de una manera jerárquica formando una sociedad de castas diferenciadas entre reproductoras y trabajadoras. El primer grupo está formado por las reinas, que tienen la tarea de reproducirse y mantener la especie, mientras que el segundo grupo es el que se encarga de cuidar las crías, construir y ampliar el hormiguero, las hormigas obreras son incapaces de reproducirse.
Un sistema muy inteligente
Las hormigas no necesariamente seleccionan las plantas próximas a sus nidos para desarrollar el hongo del que se alimentarán las pupas -estadio posterior a la larva-, sino que eligen primeramente las plantas más lejanas.
Esta estrategia les permite conservar recursos alimenticios evitando una sobreexplotación de las plantas cercanas y, por otro lado, mantener su nido oculto de sus depredadores naturales
Los frutos, flores, hojas y otras partes de plantas frescas son llevadas dentro del nido para ser degradadas antes de ser introducidas en los laberintos subterráneos donde crecen los hongos.
Las hormigas obreras lamen y cortan partes vegetales en piezas de un milímetro de diámetro, luego mastican los fragmentos hasta que quedan con aspecto de papilla: esta masa se deposita donde están los hongos.
Luego, las hormigas agregan material fecal sobre el micelio, lo que genera un estatus nutricional que hace que los hongos crezcan rápidamente. Una vez crecidos, son colectados por las hormigas niñeras y jardineras para la alimentación de la colonia.
Cómo combatir hormigas
“El control químico consiste en el uso de hormiguicidas basados en los cebos tóxicos (un insecticida granulado recubierto por una sustancia azucarada atractiva). Los cebos son colocados, con guantes, en las cercanías de los caminos que dejan las hormigas para que los lleven al hormiguero donde liberarán el principio activo (sulfluramida)”, explica el ingeniero agrónomo Carlos Luis Boschi.
“Es importante no confundir el hormiguero, los de las hormigas cortadoras siempre son subterráneos, mientras que los de las hormigas carniceras (en general coloradas, inofensivas y hasta beneficiosas para nuestras plantas) son montículos por sobre el nivel del terreno”, señala Boschi.
El uso de agroquímicos puede reemplazarse por un control no químico, basado en cebos tóxicos orgánicos, hechos con arroz partido, jugo de naranja en polvo y sulfato de cobre. El aroma a naranja es atrayente para las hormigas, que llevarán los granos al hormiguero. Luego, las condiciones de poco oxígeno y alta temperatura del hormiguero generan –por fermentación– alcohol, que mata a los hongos que crecen en su interior y, por ende, se priva de alimento a la colonia.
Si se encuentra la boca del hormiguero se puede hacer una pasta semilíquida con levadura y azúcar y verter en su interior. Las levaduras competirán con los hongos que viven en el hormiguero por el espacio y restarán alimento a la colonia.
LA NACION