Son la plaga número uno del pasto y su intensidad crece año tras año en la Argentina. Con la primavera, se vuelven más activos. Si se toman medidas a tiempo, es posible minimizar sus daños.
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Los grillos topos, la principal plaga del césped, son primos hermanos de los grillos comunes, pero a diferencia de ellos tienen hábito subterráneo. Las dos especies que más se encuentran en los jardines urbanos son el grillo topo del sur (Scapteriscus vicinus) y el más agresivo y voraz grillo topo gris (Scapteriscus acletus).
Son insectos nativos de Europa occidental y norte de África, aunque se han expandido hacia el este de Asia y a América del Sur. Y justamente desde nuestro país, a fines del siglo XX “exportamos” huevos o pequeñas ninfas entre productos agrícolas a algunos puertos de Estados Unidos. A los pocos años de su llegada, se convirtió en la plaga más importante del sudeste de ese país, no sólo en jardines sino también en los cultivos hortícolas de la Florida.
Tienen un ciclo de vida de un año. No se ven fácilmente, ya que pasan la mayor parte del tiempo debajo del suelo. El apareamiento de los grillos topo ocurre al final del invierno o al principio de la primavera, cuando las temperaturas del suelo y del aire aumentan. Estos insectos cavan túneles en el suelo a principios de la primavera, y perforan los primeros 20 a 40 cm (según la textura del suelo). El grillo topo gris se alimenta de las raíces y, en noches cálidas, sale a la superficie a alimentarse de brotes y hojas tiernas. El grillo topo del sur no es vegetariano, se alimenta de otros insectos, pero realiza gran cantidad de túneles que afectan la vegetación negativamente.
Fácilmente visibles, de unos 4 centímetros de longitud, excavan el suelo donde, además de los daños descriptos, los machos adultos realizan “cámaras” a unos 15 cm de profundidad en las que luego las hembras colocarán decenas de huevos. En estos días puede oírse su “canto”, dirigido a las hembras para el apareamiento. Una sola hembra puede oviponer casi 200 huevos entre septiembre y noviembre, si hay suficiente temperatura y humedad en el suelo.
Veinte días después nacen las pequeñas ninfas, muy voraces, que causan los primeros daños de la primavera. Los más serios son en el césped: una importante pérdida de masa radicular y –en consecuencia– decaimiento y pérdida del follaje. En los jardines atacados se ven, especialmente después de una lluvia, pequeños montículos de tierra que son acumulaciones de suelo a la entrada de los túneles que ellos cavan.
¿Cómo identificar la presencia de grillos topos en el jardín?
Una forma eficaz de identificación es la utilización de una solución de agua jabonosa hecha con detergente de cocina y agua en las proporciones de 30 cc de detergente (dos cucharadas soperas) en 4 litros de agua. Durante la mañana se vierte el agua jabonosa dentro de los orificios y en unos 15 minutos podrán verse a las ninfas o adultos que salen al exterior. Si no se observa presencia de insectos, es muy probable que los orificios en cuestión sean producidos por otra plaga subterránea: los gusanos blancos del suelo (que cuando son adultos se llaman bichos torito).
Insecticidas: ¿sí o no?
Si bien existen varios insecticidas disponibles para el control de los grillos topo y varias técnicas recomendadas para maximizar su efecto, no son recomendables. Aplicaciones de piretroides tradicionales (como deltametrina) cuando las primeras ninfas aparecen en la superficie del suelo, sólo pueden bajar las poblaciones.
Otros insecticidas más tóxicos, como clorpirifos, acefato o carbaril, pueden afectar también a las ninfas pequeñas, pero como la postura de huevos ocurre en un período de 3 a 4 semanas, se requiere de 2 a 3 aplicaciones cada dos semanas, lo que es tremendamente contaminante.
Otra estrategia es el uso del insecticida fipronil. Este producto ha sido el de mayor eficacia para el control de los grillos topo en los greens de golf de los Estados Unidos, pero la forma en que lo aplican no está al alcance de los jardines particulares porque hay que utilizar máquinas de labranza específicas.
Cómo se controlan los grillos topos
Para tener un control eficiente, cuanto más pequeños son más fácil será el control; y cuanto más temprano comencemos los controles, menos daños tendremos en el césped. La mayor ovoposición y emergencias de las primeras ninfas del año se producen desde septiembre a noviembre; a partir de diciembre y hasta abril se ven los mayores daños producidos por los adultos y ninfas en los últimos estadios de desarrollo.
Al llegar la primavera, los primeros síntomas (montañitas de tierra) siempre se observan en los bordes del jardín. Los primeros grillos vienen volando y se resguardan a la sombra de los arbustos que usualmente están en los bordes del parque, y allí los machos hacen las primeras cámaras y “cantan” a las hembras para atraerlas. En esta instancia aún no se ven daños en las plantas, por lo que las señales de que tenemos grillos topo en el jardín son los montículos y el sonido de los “cantos” al anochecer.
En esta situación recomendamos el método orgánico de solución ajo + ají + jabón en polvo. Picar 100 gramos de ajo y 100 de ajíes verdes, aplastar con un palo de amasar y a la papilla obtenida agregarle 100 cm3 de jabón en polvo “baja espuma”. Mezclar en tres litros de agua, esperar 24 horas, filtrar el contenido y regar el césped directamente, sin agregar más agua. Evitar hacerlo con sol directo en las hojas. Repetir a los quince días.
Más adelante, de diciembre a abril, en un jardín infestado se observan las montañitas en el centro del parque. En estos meses recomendamos un método químico de cebos tóxicos: mezclar 5 cc de metomil y 50 g de azúcar en un litro de agua más 300 g de harina integral o hasta encontrar la consistencia para formar las bolas de cebos (hacer la mezcla con guantes y utilizar barbijo por prevención). El metomil es un compuesto químico insecticida menos peligroso que los utilizados en los métodos líquidos tradicionales. Al utilizarlo en cebos se minimiza la exposición del insecticida al medio ambiente. Las bolitas de cebo se colocan cerca y dentro de los agujeros de las montañitas hechas por los grillos al atardecer. Repetir la colocación durante 3 o 4 días consecutivos.
¿Insecticidas? No
Los grillos topo poseen una alta sensibilidad para detectar los insecticidas, y ante su presencia huyen profundizando el suelo. Luego de un tiempo regresan a la superficie a alimentarse, donde ya no encuentran el efecto insecticida, reiniciando los ataques. Entonces se hacen nuevas aplicaciones con varias repeticiones, lo cual afecta al medio ambiente en forma innecesaria.
¿Cebos caseros? Sí
Los cebos que recomendamos están enmascarados con el azúcar más la harina y los grillos topo no son capaces de detectar el insecticida. Además, se reduce significativamente la cantidad de producto aplicado en el jardín y, al no aplicarlo en forma líquida, no contamina las napas subterráneas de agua.
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