Sus semillas son enviadas a todo el mundo como símbolo de paz, esperanza y resistencia; lo describen como un “fósil viviente” y se lo conoce como “hibakujumoku”
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Ginkgo es el único representante vivo del orden de las Ginkgoales, orden que comienza durante el Paleozoico tardío, con estirpes próximas a la única especie actual Ginkgo biloba.
Proporciona un raro enlace entre las floras del pasado y el presente. Por eso se suele usar el término “fósil viviente” para describirlo, expresión que fue acuñada por Darwin, en relación a especies vivientes con una larga historia evolutiva y ausencia de “parientes” presentes al momento actual.
Su antigüedad se remonta a más de 190 millones de años. Los restos fósiles encontrados indican que el género alcanzó gran difusión durante el jurásico y el cretáceo, luego su área fue reduciéndose hasta la actualidad, en que se mantiene en estado cultivado, pero con cambios mínimos respecto a la especie ancestral.
En las montañas de China, la especie sobrevivió en los monasterios budistas y se introdujo a través de Asia alrededor del año 1100. Fue introducida en Europa desde Japón en el Jardín Botánico de Utrect, Holanda, en 1730. Es una especie con ejemplares femeninos y masculinos diferenciados (diclino dioica), de gran porte, que suele alcanzar en estado adulto los 25 m, con ramas extendidas lateralmente. Tienen un sistema vascular relativamente primitivo ya que las venas se dividen continuamente en dos. Este patrón de venas (nervación dicotómica) es única del Ginkgo. Sus hojas tienen forma de abanico, de una belleza particular. En otoño, toman un color amarillo oro impactante, que lo convierte en un árbol maravilloso para grandes parques.
Los ejemplares femeninos en su adultez producen gametofitos (óvulos gigantes con forma de ciruela amarilla) que llevan las sustancias de reserva para el futuro embrión. Si el óvulo no es fecundado, esas sustancias se enrancian, por lo que el árbol habrá elaborado inútilmente importantes reservas. Además, al formarse el embrión, este comienza a desarrollar inmediatamente, por lo cual la semilla no puede conservarse como en el resto de las plantas actuales. Las plantas más evolucionadas son menos “gastadoras”, ya que generan frutos o semillas con reservas sólo después de la fecundación. El arte de poner vida en conserva bajo la forma de una semilla se consiguió mucho más tarde, tras millones de años de evolución.
Es un árbol venerado por las culturas orientales, por considerarlo fuente de juventud. Sus hojas posen principios activos con importantes propiedades farmacológicas. Es más, una serie de árboles de ginkgo cercanos a Hiroshima, a pesar del calor abrasador y la destrucción causada por las bombas en 1945, sobrevivieron y hoy se los conoce como “árboles bombardeados”, o hibakujumoku. Sus semillas son enviadas a todo el mundo como símbolo de paz, esperanza y resistencia.
En peligro de extinción en la Lista Roja de la UICN, el ginkgo está casi extinto en estado silvestre, la única población sobreviviente se encuentra en Reserva Tianmu Shan (Xitianmu Shan), provincia de Zhejiang, en China, según se cita en fuentes documentales.
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