Una selección de especies que cautivan en los meses de bajas temperaturas y anuncian la cercanía de la primavera. Te contamos sus principales atractivos y qué cuidados necesitan.
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El aroma en un jardín puede surgir de flores, follaje, frutos. Para las plantas, es un gasto energético con una finalidad: repeler predadores, atraer polinizadores. Para nosotros, un placer más para nuestros sentidos. Cuando en invierno pareciera que el encanto del jardín se repliega, algunas especies nos entregan un plus de sensaciones.
La percepción de los perfumes es algo muy subjetivo, no todas las personas sentimos los aromas de la misma manera. Por otra parte, el estado sanitario, un buen desarrollo y una ubicación protegida de los vientos aseguran el completo goce de este grupo de plantas.
Es importante ubicar a las plantas con perfume en aquellos lugares donde las disfrutaremos, cerca de una ventana, en una zona de paso o de permanencia en el jardín y, sobre todo, no superponer aromas.
Seis plantas con perfumes de invierno
Magnolia figo
Cuando comienza a florecer su presencia es única: sus flores solitarias, axilares, con seis pétalos carnosos, color amarillo pálido con el borde listado de púrpura, inundan el entorno con un suave aroma a banana. Duran sólo uno o dos días, pero al ser en puntos axilares, la floración promete mayor duración con respecto a otras magnolias.
Requiere suelos livianos, no tolera los extremos (suelo seco o excesivamente húmedo), posición parcialmente sombreada en climas cálidos. No soporta vientos fuertes. Puede multiplicarse por acodos aéreos o por esquejes, o injertada sobre Magnolia grandiflora. Se poda sólo si es necesario para confinar su crecimiento.
De sus flores se extrae un aceite esencial usado en perfumería. Por su porte y tamaño es ideal para pequeños jardines.
Lonicera fragrantissima
Se la conoce como madreselva de invierno, madreselva china, “winter honeysuckle”. A mediados de invierno produce pequeñas flores de color blanco cremoso, con un perfume muy delicado, alimonado, a las que siguen los frutos, pequeñas bayas unidas de dos en dos, de un tono rojo coral o salmón, que suelen servir de alimento para los pájaros.
Se cultiva a pleno sol en climas templados o a media sombra en climas más cálidos. Requiere suelo bien drenado, resiste bien los terrenos calcáreos y los secos, sobre todo si está a la sombra. La poda debe realizarse pasada la floración, entre septiembre y no más allá de octubre, pues al florecer sobre madera del verano anterior, su eliminación tardía no daría lugar a nueva madera para la próxima temporada. Se multiplica por semillas, esquejes y acodos.
El perfume de Lonicera fragrantissima anticipa la llegada de la primavera
Camellia sasanqua
Es originaria de Japón, donde crece en los bosques costeros, entre los 500 y 1000 msnm. Sasanqua deriva del nombre japonés “sazankwa”, flor de té de la montaña.
Esta especie es valorada por su interesante floración invernal: cuando comienzan los primeros fríos, la planta se cubre de flores sésiles, de tamaño medio, simples, dobles o semidobles según cultivar, con estambres numerosos, llamativos.
El néctar de esta camelia tiene un delicado aroma que atrae a los insectos del final del otoño. Esto podría explicar por qué produce frutos y semillas rápidamente.
Requiere suelos ricos en humus, drenados, ligeramente ácidos; clima templado y húmedo. Esta camelia tiene la ventaja de prosperar tanto al pleno sol como a media sombra, por lo que se adaptan mejor a climas templados que otras especies. Se reproduce por esquejes en verano, a partir de porciones semileñosas de ramitas con dos hojas apicales. Admite el cultivo en macetas, en este caso, en verano es importante el riego con regularidad, sin llegar al encharcamiento.
Chimonanthus praecox
Del griego, chimon, ‘invierno’, y anthos, ‘flor’. Se lo conoce como el macasar, calicanto del Japón, “wintersweet” o dulce de invierno, también se lo refiere en libros de botánica como Chimonanthus fragans. Fue introducido en los jardines de Europa a finales del siglo XVIII, muy relacionado con los jardines de la Alhambra, mencionada en poemas árabes.
Tiene la peculiaridad de florecer en pleno invierno: de sus ramas desnudas y leñosas brotan las flores, de apariencia cerosa, constituidas por pequeñas piezas florales en varias series, las más externas amarillas y las internas más claras, estriadas de púrpura (en alguna variedad también son amarillas), con un olor intenso, penetrante y, a la vez, delicado.
En climas de veranos cálidos, crece mejor si recibe sombra durante la tarde. Requiere riego y suelos bien drenados. Tolera heladas, pero pueden dañar los botones florales. Se multiplica por acodo al final de la primavera. Si se hace por semilla, el procedimiento es muy lento, además requiere un proceso de estratificación.
Debe ubicarse en el jardín donde su fragancia invernal sea disfrutada, sin competencia de aromas de otras especies.
Dombeya wallichii
Se lo conoce como árbol de las hortensias u hortensia tropical. Las flores aparecen en pleno invierno, agrupadas en cabezas colgantes y globulares. Son simples o compuestas, muy perfumadas, con aroma a coco. Cada flor es de 1 o 2 cm de diámetro, el conjunto puede medir 15 cm. Son muy similares a las hortensias y atraen mariposas, insectos y pájaros. Una vez marchitas no caen, por lo que la copa toma color castaño.
No tolera temperaturas bajas, la helada afecta su follaje, desmereciendo en parte su aspecto. Necesita suelos bien drenados y posición a pleno sol. Requiere una poda luego de la floración, antes del verano. Se multiplica por semillas o gajos.
Es un ejemplar de gran valor para parques y jardines amplios, donde su apariencia es variable según las condiciones del invierno. Es apreciado en apicultura porque ofrece gran cantidad de néctar y polen a las abejas y otros polinizadores.
Acacia dealbata
Con varios nombres vulgares según su distribución (mimosa, aromo francés, mimosa plateada), esta leguminosa nativa de Australia anuncia que la primavera está próxima.
En la región pampeana, a fines de julio, se cubre de pompones amarillos, plumosos por los numerosos estambres que forman la flor, muy perfumados. El fruto, una vaina que alberga semillas negras, permanece un tiempo en la planta, lo que le otorga un reflejo castaño a la copa en primavera.
Requiere suelos bien drenados, ligeramente ácidos, se adapta muy bien a terrenos livianos, arenosos. No admite encharcamientos; tolera heladas cortas y requiere posición soleada. Admite la poda, necesaria para controlar su crecimiento en determinadas ubicaciones. Se propaga por semillas, esquejes y brotes de raíz.
Es una especie elegante y con un porte esbelto, utilizada en parques y a veces en arbolado urbano, aunque por su rápido crecimiento no es suficientemente longeva.
Otros plantas con perfume en invierno
- Viburnum suspensum; Viburnum tinus (viburnos)
- Narcissus (narcisos)
- Hyacinthus orientalis (jacintos)
- Jasminum polyanthum (jazmín chino)
- Viola odorata (violeta)
- Pelargonium graveolens (geranio de olor; todo el año por follaje)
- Hamamelis mollis (‘Witch hazel’)
- Hamamelis × intermedia
- Daphne bholua (dafne), para zonas frías
- Rosa ‘Iceberg’ (= ‘Korbin’, =‘Schneewittchen’), florece prácticamente todo el año
- Rosa ‘Yesterday’ (polyantha)