En el jardín, garantizan reuniones al abrigo de las llamas y le agregan el encanto de sentarse a charlar alrededor del calor de una fogata.
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Hace tiempo que los fogones se posicionan como aliados para generar encuentros en lugares abiertos al abrigo del calor de las llamas y del encanto ancestral que trae una ronda alrededor del fuego.
Con la pandemia, que nos llevó a reconectarnos con los espacios al aire libre y nos obligó a aprovechar esos rincones que tenían poco uso para encontrarnos con nuestros seres queridos con pocos riesgos para la salud, la tendencia de sumar este elemento al jardín se reforzó.
Totalmente incorporados ya al paisaje exterior, ahora llega el momento de volver a disfrutarlos.
A la hora de generar un sector de este tipo en el jardín, es importante evitar armarlo cerca o debajo de los árboles, porque el calor del fuego puede quemar las hojas o dañar la corteza de los troncos
A modo de inspiración, compartimos algunos rincones diseñados para la reunión y el encuentro.
Con los valles como telón de fondo
Las heladas noches de los Valles Calchaquíes, en la provincia de Salta, invitan a encender el fuego en este jardín diseñado con cactus y suculentas. El fogón se pensó como un espacio hundido para no tapar la vista, con bancos alrededor para convertirlo en lugar de reunión. Un escultural Trichocereus pasacana, cardón nativo de la zona, y los imponentes Agave americana, son la mejor compañía posible en esta gran superficie seca de solado y granza. (Paisajismo: Vero Saguier).
La potencia de dos elementos
Agua y fuego confluyen en este espacio que reúne a la pileta de hormigón y al fogonero. Lo completan un nicho de hierro artesanal de 5 metros de largo que se usa de leñero y especies de hojas acintadas como formios (Phormium tenax) y dietes (Dietes bicolor) plantados en líneas interrumpidas por césped. Al espacio se accede a través de una escalera de quebracho que baja unos 70 cm desde el nivel de la pileta y el jardín. Íntimo y cómodo, está recubierto con granza color crudo.
Los camastros son de quebracho y fueron dispuestos en U para crear la ronda alrededor del fuego, los cubren colchonetas grises de lona náutica acrílica, apta para intemperie. (Diseño: Saturnino Armendares).
Living a cielo abierto
El fogón de este jardín se encuentra en un desnivel especialmente diseñado para alojar el rincón del fuego. Se accede allí por escalones de césped con alzadas de cemento. Enmarcado por ligustros texanos, azareros enanos y buxus, este living a cielo abierto se asienta sobre un deck de madera que está al mismo nivel del césped para agrandar la superficie de uso. La mesa central es de cemento y contiene un calado que aloja el fogonero de bioetanol. En el perímetro, el vidrio protege la llama del viento. (Paisajista: Fernando Bianco).
Paisaje rural
Un fogón fabricado con placas de acero protagoniza la escena compuesta por bancos de madera y reposeras en una superficie que, de otro modo, iba a quedar al desnudo. De fondo, lo acompañan las malaleucas y un diseño de tablones que produce un juego de figura-fondo. (Paisajismo: Claudio Clavijo).
El círculo sagrado
Sillas pintadas de negro, iguales al resto de los muebles del jardín, rodean a este fogonero circular en un refugio diseñado por la paisajista Loli Riera. Allí fueron creciendo pastos palmera, que se resiembran naturalmente. Salvia guaranitica y la ‘Wendy’s Wish’, que atraen a colibríes y mariposas, algunas gramíneas, como Miscanthus gracillimus, suman movimiento y color, sobre todo en otoño.
Resguardo multiuso
Un piso uniforme de binder, una alfombra de cemento que jerarquiza el lugar y demarca dónde se armará el fuego sientan las bases de este espacio de resguardo y encuentro rodeado de naturaleza. Lo completa un asador al que, eventualmente, se le suman una parrilla o un disco. Un tablestacado de madera contiene el espacio, le da calidez y es respaldo de bancos tomados con ménsulas. El quebracho es la madera usada, bien sólida y resistente a la humedad. (Paisasjimo: Alejandra de Dominicis).
Visión nocturna
La vista desde el interior de la casa es el verde extenso de una cancha de golf. Sin embargo, esas visuales quedaban apagadas y fuera de la escena con la oscuridad de la noche. Ahora, un fogón a gas hace las veces de mesa y prolonga las estadías en el exterior, con bancos de hormigón que, en los pliegues de sus espaldares, tienen tiras de leds que proyectan una sugerente iluminación del espacio creado (Paisajismo: Estudio Clavijo & Hertz).
Sector de comer
En este jardín inspirado en la costa oeste californiana y diseñado por Valeria Hermida, se creó un espacio para comer bajo los olivos. Acacias de Constantinopla, romeros, salvias (Salvia uliginosa), poleo carqueja y alcaucil, mezclados con gramíneas en canto rodado de río, rodean el comedor a cielo abierto (izquierda, abajo).
De aquí para allá
A diferencia de un fogón establecido como centro de la escena entre bancos de hormigón o madera fijos, los fogoneros tipo canasta, con una chapa debajo, dan la posibilidad de moverlos de aquí para allá e ir aprovechando diversos espacios del jardín alrededor del fuego (arriba, derecha).
LA NACION