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La familia de las cactáceas, que incluye a los cactus y suculentas, ocupa un lugar especial en la jardinería. Estas especies, que tienen la particularidad de tener tejidos en sus hojas o ramas que pueden acumular agua, conquistan a jardineros, amantes de la naturaleza y decoradores por su singular belleza, su resistencia y su fascinante adaptación a condiciones extremas.
Alrededor de estas especies se han tejido una serie de mitos y malentendidos que distorsionan las bases de su cuidado y cultivo: desde creencias populares que afirman que los cactus no requieren agua hasta ideas erróneas sobre la facilidad de mantener una suculenta sana, muchas veces se asume que estas plantas son indestructibles.
Comprender mejor sus necesidades específicas y desmitificar las creencias erróneas, puede ayudarnos a cultivar mejor estas plantas resistentes y fascinantes
“Los cactus no necesitan agua”
Uno de los mitos más frecuentes sostiene que los cactus pueden sobrevivir con poca o nula agua. Si bien los cactus están adaptados a ambientes áridos, requieren un riego moderado.
Deben ser regados profundamente durante los meses más cálidos, desde septiembre hasta fin de marzo, permitiendo que el agua llegue a las raíces más profundas y drene por la parte inferior de la maceta.
Sin embargo, es crucial no regarlos con demasiada frecuencia, ya que el exceso de agua puede provocar la pudrición de la raíz. Por eso se recomienda tenerlos protegidos de la lluvia para poder controlar el riego. El truco está en encontrar el balance según las estaciones y el clima.
“Las suculentas son fáciles de cuidar”
El cuidado de las suculentas no es tan sencillo como parece. Si bien son más resistentes que otras plantas, requieren condiciones específicas de humedad y luz para evitar enfermedades o malformaciones.
Un exceso de riego, una iluminación inadecuada o la falta de circulación de aire pueden comprometer su salud. Además, cada especie tiene sus propias necesidades, por lo que es fundamental conocer bien las características de la planta que se está cultivando.
Las enfermedades producidas por hongos están frecuentemente relacionadas con riegos excesivos o con la combinación de frío y humedad en el ambiente. La podredumbre del cuello y la raíz se produce por exceso de humedad.
“Los cactus sobreviven en cualquier tipo de tierra”
Aunque los cactus son conocidos por su adaptabilidad, esto no significa que puedan prosperar en cualquier tipo de sustrato.
Necesitan un suelo bien drenado para evitar la acumulación de agua, lo que puede resultar en pudrición de las raíces. Un sustrato adecuado para cactus debe ser arenoso o tener perlita o piedra pómez para asegurar que el agua drene rápidamente.
El sustrato estándar para cactus debe contener dos partes de tierra negra, tres cuartas partes de arena gruesa y media parte de vermiculita
“Las suculentas no necesitan trasplante”
Aunque las suculentas son plantas resistentes, hay que controlar el crecimiento desmedido. Con el tiempo, la maceta que las contiene puede volverse demasiado pequeña para sus raíces. Trasplantarlas cada uno o dos años es esencial para que continúen creciendo saludablemente.
El trasplante ayuda a renovar el sustrato, permitiendo que la planta reciba los nutrientes que necesita
Se aconseja trasplantar las suculentas luego de la compra, para asegurar el correcto drenaje de la maceta y el sustrato específico para suculentas.
“Los cactus no necesitan poda”
Al igual que otras plantas, algunos cactus requieren podas puntuales para mantener su forma o estimular el crecimiento.
Aunque los cactus no necesitan una poda regular como las plantas de jardín tradicionales, es importante retirar los brotes muertos o dañados y asegurarse de que el cactus no esté sobrecargado de ramas o espinas viejas que puedan obstaculizar su desarrollo.
“Los cactus crecen lentamente y no se desarrollan mucho”
Es un mito que los cactus crecen muy lentamente. Aunque es cierto que algunas especies pueden tener un ritmo de crecimiento moderado, muchas variedades, como el Cereus o el Trichocereus, pueden crecer sorprendentemente rápido si se les proporcionan las condiciones óptimas.
Además, algunas especies alcanzan tamaños impresionantes en pocos años, especialmente cuando son cultivadas en su hábitat natural o en invernaderos adecuados.