Este insecticida natural no es tóxico para mascotas y además es un excelente fertilizante
Es mineral, natural, ecológico y combate todo tipo de insectos sin generar resistencia ni inmunidad.
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La tierra de diatomeas es un polvo natural compuesto por los restos fosilizados de una especie de algas unicelulares, las diatomeas.
Por sus propiedades abrasivas y deshidratantes es muy útil en jardinería y agricultura para controlar plagas, ya que funciona deshidratando y dañando el esqueleto de los insectos que entran en contacto con ella, sin dañar las plantas ni los animales de sangre caliente.
“La tierra de diatomeas, al entrar en contacto con la queratina que recubre a los insectos, la perfora y los deshidrata. Parece un talco y se aplica espolvoreando directamente sobre las superficies o diluyéndola en agua (20 gramos en 10 litros de agua) y pulverizándola”, explica la paisajista Agustina Anguita.
Añadir tierra de diatomeas al suelo ayuda a mejorar la aireación y el drenaje, especialmente en suelos arcillosos que tienden a compactarse
La tierra de diatomeas se puede aplicar cada 15 días, se compra en viveros o por internet y está disponible en diferentes grados: uno seguro para usar en alimentos y animales, adecuado para controlar plagas en el jardín y otro que no es apto para consumo, pero se utiliza en aplicaciones industriales y de control de plagas.
Usos en el jardín y en la casa
La tierra de diatomeas es muy efectiva para controlar pulgones, ácaros, hormigas, y otros insectos. Se puede usar tanto en el jardín como dentro del hogar y se aplica espolvoreando el polvo directamente sobre el suelo o en las plantas (para una distribución más fácil, se puede usar un esparcidor y se debe repetir la aplicación después de la lluvia o riegos).
Para mejorar la aireación y el drenaje del suelo, la tierra de diatomeas se mezcla directamente con el sustrato. Esto ayuda a prevenir la compactación y facilita el crecimiento de las raíces (se debe usar en una proporción de aproximadamente 10-20% del volumen total del suelo).
La tierra de diatomeas puede usarse para controlar plagas en el interior, como cucarachas y pulgas. Es una solución segura y natural para áreas donde los productos químicos pueden no ser adecuados.
Cuando se usa dentro del hogar, se espolvorea el polvo en áreas donde se han visto plagas, como debajo de los electrodomésticos, en grietas, rendijas y áreas oscuras. Se deja el polvo durante unos días y luego se limpia el exceso.
Ventajas de la tierra de diatomeas
Agustina Anguita describe una a una las ventajas de este insecticida mineral, natural y ecológico, inocuo para humanos y animales:
- Combate todo tipo de insectos.
- No genera resistencia ni inmunidad porque su efecto es mecánico y no químico.
- Es completamente biodegradable porque está compuesta por algas. Por esta misma razón, no deja residuos tóxicos.
- Al no ser tóxica, se puede usar en lugares pequeños, dentro del hogar, huertas, espacio público, etc.
- Tiene propiedades bactericidas y fungicidas, por lo que es muy útil para evitar enfermedades en semilleros.
- Sirve para impedir que entren hormigas y cucarachas a la casa ya que crea una barrera natural si se la espolvorea por sus caminos habituales, marcos de puertas y ventanas, bajo heladera y muebles de cocina.
Es un excelente fertilizante, porque al estar compuesto por algas tiene más de 30 microelementos minerales
- Por su capacidad de absorción y su capacidad bactericida, sirve como desodorizante, por ejemplo, para poner en las piedritas del gato.
Precauciones de uso
Cuando se usa tierra de diatomeas, especialmente en polvo, de sebe usar un barbijo o alguna protección para evitar inhalar el polvo, ya que puede ser irritante para los pulmones.
También es importante evitar el contacto excesivo con los ojos y la piel, ya que puede causar irritación. Es conveniente usar guantes para evitar irritaciones en caso de tener la piel de las manos sensible.
Una de las desventajas de la tierra de diatomeas es que deja las superficies con un polvillo blanco que parece sucio y si se pulveriza sobre hojas, quedan con gotitas blancas.
LA NACION
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