Con la caída masiva de hojas y las especies que comienzan a secarse, los espacios que albergan agua y plantas en el jardín requieren de ciertas tareas ahora para verlos esplendorosos nuevamente en primavera.
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Cuando llega el otoño, el principal cuidado para la salud del estanque y de las plantas acuáticas que lo habitan es evitar que se incorpore gran cantidad de materia orgánica, ya sea por la caída de hojas característica de esta época, o por las especies palustres, flotantes y arraigadas que se secan con las primeras heladas.
La descomposición de todo este material en el cuerpo de agua genera un doble problema. Por un lado, los gases originados por la fermentación, disueltos en el agua, pueden afectar a los peces; por el otro, los nutrientes causados en este proceso sirven de alimento a las algas, sobre todo al comienzo de la primavera, cuando proliferan.
Para evitar estos problemas, la opción más eficaz es cubrir el agua con una red que impida la entrada de hojas o, de ser posible, con un nailon transparente. Este no solo cumple la misma función, sino que además hace las veces de invernáculo, prolongando el crecimiento y la floración de algunas especies, lo que nos permite seguir disfrutando del estanque. Si no es posible cubrirlo, hay que retirar las hojas en superficie con un copo o red y limpiar el mantillo que se acumula en el fondo.
También en esta época se debe podar todo el material seco o quemado por el frío, sobre todo el de las palustres y flotantes, que es el más voluminoso.
Las soluciones comienzan en el mismo momento en que planificamos la construcción del estanque, buscando lugares que estén alejados de los árboles de hoja caduca. Esto no solo evitará una masiva caída de hojas en el agua, sino también las posibles roturas que pueda sufrir el estanque por acción de las raíces.
Otro tema para tener en cuenta sobre el cuidado de los estanques en otoño es saber qué viento predomina en la zona y cuál es su dirección principal. Así, se evita que arrastre el material caído hacia el estanque. Una solución es colocar especies palustres altas a modo de barrera.
Cómo germinar las semillas de loto
Recolectadas luego de la floración de verano, las semillas de loto requieren determinados cuidados para su germinación. Un paso a paso para lograrla debería tener en cuenta lo siguiente:
- El tegumento de las semillas de loto es muy resistente y esta protección mantiene viable el embrión luego de muchísimos años. Para acelerar su brotación, tenemos que escarificarlas. Esto se hace raspando el revestimiento con una lima o una lija hasta lograr ver los cotiledones blancos. Aunque parece una tarea fácil, resulta dificultosa y es necesario armarse de paciencia.
- Una vez logrado el espacio que facilitará la salida del embrión, colocamos las semillas en un vaso con agua y las dejamos en un ambiente donde la temperatura sea estable (por ejemplo, la cocina). Las semillas viables son las que quedan en el fondo del recipiente, no las que flotan.
- Realizamos cambios diarios con agua tibia. La germinación ocurre en pocos días.
- Dejamos desarrollar la plántula hasta tener una radícula desarrollada y, por lo menos, dos hojitas desenvueltas (redondas). En este momento está en condiciones de ser trasplantada. Lo ideal es hacerlo en primavera, cuando la temperatura exterior posibilite su normal crecimiento.
Nenúfares tropicales
Luego de comenzar a florecer, hacia fines de la primavera, los nenúfares tropicales continúan su floración durante todo el verano, y si la temperatura del agua se mantiene por encima de los 20ºC, podremos tener flores también durante el otoño, hasta que lleguen las primeras heladas.
Como consecuencia del descenso de temperatura que se da en otoño-invierno, este tipo de nenúfares pierden todo su follaje, para rebrotar luego en primavera. Suele pensarse, equivocadamente, que tienen una sola temporada, porque a otro grupo de nenúfares en español se los denomina “perennes” o Hardys (en inglés hard significa “resistente”, y estos nenúfares mantienen el follaje a pesar del frío), pero los tropicales son tan perennes como los perennes. Pasan el frío en forma de cormo, en el fondo del estanque, siempre que la temperatura del agua sea superior a los 5ºC.
Sus llamativas flores, que se elevan característicamente en varas por encima de la superficie del agua, pueden ser azules (Nymphaea ‘Blue Star’, N. ‘Wood’s Blue Goddess’, N. ‘King of Siam’), violetas (N. ‘Tina’, N. ‘Lindsay Woods’, N. ‘Ultraviolet’) o fucsias (N. ‘Red Star’, N. ‘Panama Pacific’), pero también hay blancas, amarillas o púrpuras. Por la intensidad de sus colores, estos nenúfares se convierten de inmediato en los centros focales del estanque.
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