Sus flores son particularmente atractivas para las mariposas porque ofrecen una gran cantidad de néctar concentrado, mientras que sus hojas alimentan a las larvas.
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Si queremos ver el ciclo completo de las mariposas en vivo y en directo, no necesitamos más que ir al vivero y comprar una asclepia o bandera española (Asclepia curassavica) porque es una de las pocas especies que sirven de alimento tanto para las mariposas como para sus orugas.
La atracción de las mariposas hacia las asclepias puede ser atribuida a una combinación de factores botánicos y ecológicos que facilitan la interacción entre estas plantas y los insectos polinizadores.
Por empezar, las asclepias producen flores que son particularmente atractivas para las mariposas porque ofrecen una gran cantidad de néctar concentrado.
La estructura floral de las asclepias proporciona una plataforma estable para que las mariposas se posen mientras se alimentan, facilitando la recolección de néctar y la transferencia de polen. Este mecanismo de recompensa alimentaria es un factor clave en la atracción de las mariposas, que buscan fuentes ricas en energía para llevar adelante sus actividades reproductivas y metabólicas.
Además, las asclepias son esenciales como plantas hospederas para las larvas de mariposas, especialmente para las orugas del género Danaus. Las hojas de asclepias contienen compuestos químicos conocidos como glucósidos cardíacos, que son tóxicos para muchos herbívoros pero no para las mariposas monarca.
Estos compuestos proporcionan una defensa química adicional para las orugas, ya que las mariposas que se desarrollan en estas plantas adquieren una toxicidad que las protegen de los depredadores. La capacidad de las asclepias para sustentar el desarrollo de estas larvas refuerza su atractivo como planta hospedera.
Asegurate que ubicar las plantas en un lugar soleado o con luz brillante
Un show primaveral
Arranca la primavera y las mariposas monarca empiezan a revolotear y libar de las flores de la asclepia. “Si nos fijamos en el envés de sus hojas es probable que hayan dejado unos huevitos muy chiquitos, acanalados, color crema”, explica la paisajista Agustina Anguita.
“Los huevos tardan aproximadamente entre 3 y 5 días en eclosionar y de ahí saldrán orugas ínfimas, verdes y negras, que a medida que crezcan cambiarán unas 4 o 5 veces su piel antes de colgarse boca abajo”, continúa Anguita.
“Una vez que estén listas, las orugas se alejarán de las planta unos metros e irán a colgarse para empupar (formar la crisálida). Probablemente elijan hacerlo ocultas de los depredadores. Al día siguiente de estar colgadas, ya se empieza a formar la pipa o crisálida, dentro de la cual todo su cuerpo de oruga se licuará para convertirse de a poco en mariposa”, explica Agustina Anguita.
Al cabo de dos semanas, saldrá la mariposa y permanecerá colgada un par de horas hasta que extenderá sus alas. Es importante respetar este proceso porque las alas necesitan estirarse por completo antes de rigidizarse
Un dúo inseparable
Desde el punto de vista biológico, la maravillosa interacción entre las asclepias y las mariposas puede ser entendida en el contexto de las estrategias de coevolución: las mariposas han desarrollado mecanismos de adaptación específicos para aprovechar los recursos que las asclepias ofrecen, mientras que estas plantas han desarrollado características que favorecen la polinización cruzada mediante la atracción de mariposas.
Este proceso coevolutivo es el responsable de una relación simbiótica en la que ambas partes se benefician mutuamente: las mariposas obtienen alimento y un sitio para poner sus huevos, mientras que las asclepias aseguran la transferencia de polen y la fertilización de sus flores.
La preservación y cultivo de asclepias en jardines y hábitats naturales es crucial para la conservación de mariposas migratorias como la monarca.
La degradación del hábitat y la pérdida de plantas hospederas han sido identificadas como factores limitantes en la población de mariposas
Al mantener y promover la presencia de asclepias en ambientes adecuados, se apoya la biodiversidad y se asegura la continuidad de las interacciones ecológicas que garanticen la supervivencia tanto de las plantas como de las mariposas, contribuyendo a la estabilidad de los ecosistemas en los que ambos interactúan.
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