A diferencia de otros vegetales, sus propiedades se potencian con el calor. Te contamos cuál es la mejor forma de comerlos.
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Si bien el tomate (Lycopersicun esculentum) es originario de Perú, fue Europa quien lo puso en la alfombra roja de la gastronomía y lo elevó a la jerarquía de rey de la huerta. Lo más curioso es que no entró en Europa por la puerta grande, sino todo lo contrario. Por su parecido con el fruto de la belladona, un arbusto potencialmente tóxico, costó que el tomate fuera aceptado porque se consideraba que era totalmente tóxico.
Al no ser aceptado de forma masiva, el consumo del tomate comenzó en las clases populares, como consecuencia de los frecuentes períodos de hambre que sufrieron las poblaciones vecinas al Mediterráneo.
Más tarde, una vez que superó la prueba de posible envenenamiento, el uso del tomate en gastronomía se propagó rápidamente por toda Europa hasta alcanzar el podio que ocupa hoy, sobre todo en los países mediterráneos.
Los tomates que han madurado en la planta tienen dosis más altas de antioxidantes
El poder de la salsa de tomate
Los tomates tienen un compuesto llamado licopeno que, además de tener un efecto antiinflamatorio y antioxidante, tiene la capacidad de reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
El licopeno es uno de los pocos compuestos de los alimentos que se absorbe mejor si el tomate está triturado, como en el caso de la sopa fría española conocida como gazpacho u otra versión llamada salmorejo, típica del sur de España, o cocido, en las clásicas salsas de tomate.
Existen más de 20.000 variedades de tomate, la mayoría son rojas, pero también hay amarillas, naranjas, púrpuras, verdes e incluso rayadas como el tomate “Zebra”.
Cómo aprovechar sus nutrientes
Si bien es cierto, al igual que otras frutas y verduras, el tomate pierde vitaminas y minerales cuando se somete a altas temperaturas, diversos estudios apuntan a que el licopeno, por el contrario, intensifica su potencial antioxidante con el calor.
Por otra parte, gran parte del contenido de carotenoides de los tomates está en la piel, por lo cual, es recomendable no pelarlo para obtener un máximo beneficio.
El tomate tiene un interesante valor nutritivo, muy similar al de las frutas, con un notable aporte de vitamina C y provitamina A. El aporte de vitaminas es mayor cuando el tomate de deja madurar en la planta.
LA NACION