Tus plantas agradecerán el aporte de nutrientes de esta receta centenaria y efectiva.
- 2 minutos de lectura'
Muchas veces el suelo de nuestro jardín no es el más adecuado para que las plantas se desarrollen sanas. Para mejorarlo y aportar los nutrientes y micronutrientes que las plantas necesitan, podemos acudir a los abonos orgánicos, que funcionan como fertilizantes naturales para mejorar la calidad del suelo.
La resaca, el hummus de lombriz, el estiércol, las harinas de hueso (o de sangre), el compost, la pinocha y las cenizas de madera, entre otros, son abonos de origen orgánico que mejoran la calidad del suelo y funcionan como fertilizantes para las plantas por su aporte de nutrientes básicos como calcio, magnesio, azufre, hierro, cinc, cobre, boro, etc.
Pero si no se dispone de ninguno de esos elementos para fertilizar el suelo, o necesitamos incorporar una dosis extra de nutrientes, podemos hacerlo de manera orgánica con una receta infalible y fácil que seguramente ya usaba tu abuela.
¿Cómo fabricar un fertilizante casero?
Desde hace cientos de años, esta receta se transmite de generación en generación y su efectividad no falla. Se puede usar tanto en el jardín como en las macetas de interior. Sólo vas a necesitar como materia prima algunas ramas de ortiga o consuelda.
Estos abonos tienen un olor desagradable cuando se los prepara, pero lo pierden al incorporarlos en el suelo
Receta paso a paso
- Recolectar las plantas de ortiga o consuelda (usando guantes para protegerse de los pelos urticantes)
- Colocar las plantas en un balde con agua (la proporción adecuada es 1 kilo cada 10 litros de agua)
- Mezclar bien para que el material quede sumergido. Tapar y revolver de tanto en tanto durante varias semanas.
- Cuando la mezcla de las plantas y el agua esté podrida, se filtra.
- A partir de este momento, la receta ya está lista para utilizar diluyendo una parte de abono líquido en diez de agua.
- La materia sólida que queda como residuo puede incorporarse en el compost.