Crece bien tanto en la tierra como en contenedores y soporta distintas condiciones de temperatura, espacio, sol y sombra. Cuáles son los cuidados que necesita.
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Pocos cultivos de la huerta se adaptan a tantos suelos, temperaturas, espacios, sol, sombra y falta de cuidado como los puerros (Allium porrum). Esta verdura rústica originaria de Asia, que fue cultivada por hebreos, egipcios, griegos y romanos, crece bien en contenedores, mesas de cultivo y es esplendorosa con sus hojas grises azuladas cultivados directamente en tierra.
- Siembra. Les gusta el clima fresco y los suelos con buen drenaje y ricos en materia orgánica. Desde fines de verano, se siembran en almácigo, a una profundidad de 1 o 2 cm. También pueden sembrarse directamente en surcos en los canteros y luego hacer el trasplante. De 3 gramos de semillas se obtienen entre 600 y 800 puerros. Para una producción familiar, la siembra de medio gramo es suficiente.
- Trasplante. Cuando los plantines alcanzan el grosor de un lápiz, es momento de trasplantarlos. En ese momento se recortan las raíces y las hojas. Dejar 1 o 2 cm de raíces y 2/3 del largo de las hojas para evitar la deshidratación después del trasplante. Hacer un hoyo con un palo o una estaca cada 10 cm, incorporar compost maduro y colocar el plantín. La separación ideal entre líneas es de 0,30 m.
- Cosecha. Los puerros tienen un ciclo de cultivo largo: 4 a 5 meses desde la siembra hasta la cosecha. Cuando la planta está bien formada y tiene la base apenas ensanchada, con la ayuda de la laya se descalza la planta de raíz.
El puerro es una verdura sumamente rústica que se adapta al sol o a la sombra, pero es importante cuidarla del exceso de calor.
Un truco para blanquearles la base es cubrirla con paja y asegurarla con hilos. También funcionan los tubos de cartón de los rollos de papel, que se colocan desde arriba de la planta cuidando de no dañar las hojas.
Los puerros, entre cuyas variedades existen la Blue solaise, King Richard y Monstruoso de Carentan, se asocian muy bien con zanahorias, lechugas, espinacas y repollos. Uno de sus principales componentes es un aceite azufrado y volátil que le proporciona sabor y aroma a los platos, así como propiedades curativas, depurativas y preventivas.
No hay excusas para no tenerlo en la huerta: el momento de sembrarlo es ahora.