La temporada más fría del año trae consigo fenómenos como la aparición de hongos o el exceso de humedad que deben atenderse con cuidados específicos.
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Con la llegada del invierno, la mayoría de las plantas entran en reposo. Sin embargo eso no quiere decir que no debamos realizar ciertas tareas específicas para prevenir enfermedades y que nuestras plantas crezcan sanas y fuertes.
En esta nota te contamos cuáles son los cuidados más importantes para realizar en esta época del año.
A principios del invierno
Tiempo de plantar bulbos de floración primaveral: narcisos, tulipanes, crocus, jacintos, etc.
En el suelo puede habitar el hongo patógeno Sclerotinia bulborum, que produce un amarilleo en las hojas, podredumbre del bulbo y que la planta muera en escaso tiempo. Para evitarlo, antes de la plantación, sumergir durante 20 minutos los bulbos en una solución de agua y Benomil (fungicida sistémico).
Si se prefiere obviar el uso de agroquímicos, dejarlos 24 horas en una solución hecha con: 8 g de pimentón dulce, 5 g de canela en polvo, tres litros de agua; hervir durante 5 minutos, dejar enfriar antes de echar los bulbos. Esta mezcla contiene antioxidantes derivados de una sustancia denominada licopeno, que ofrece un efecto antiradical libre que inhibe la esporulación de los hongos.
Las plantas leñosas de hoja caduca están en plena caída de su follaje en invierno, y desde la primera semana de junio podemos realizar plantaciones en el jardín.
El final del otoño es una estupenda época para plantar árboles y arbustos, sobre todo a raíz desnuda (son mucho más económicos que las plantas con maceta).
Hay que inspeccionar las raíces antes de plantar y verificar si están sanas, turgentes, sin manchas ni olores rancios. Recortar las puntas y las magulladas, y luego de la plantación regar con agua y levadura (40 g de levadura en 10 litros de agua).
Las levaduras son precisamente microorganismos que, al morir, liberan al medio proteínas que estimulan el crecimiento radical. Se trata de un truco de jardinero que suele guardarse en secreto
En invierno hay que disminuir el riego al mínimo. Cuidado con el exceso de agua en todo el jardín. Comenzó el peligro de hongos patógenos que habitan en el suelo.
Evitar que el follaje quede mojado toda la noche y agregarle al agua de riego un poco de vinagre de alcohol (una cucharada sopera cada tres litros de agua). Esto último bajará levemente el pH del suelo, lo que es un obstáculo para la germinación de las esporas de los hongos patógenos.
Atentos con caracoles y babosas. Monitorear las plantas que estén ubicadas más a la sombra.
De notar sus hojas comidas e hilos de baba en su superficie, preparar cebos de metaldehídos o tapitas de gaseosas con cerveza negra y colocarlos debajo de las macetas o en los intersticios entre la pared y el contenedor.
La mayoría de las plantas del jardín está ahora en reposo. Es el descanso vegetativo; las plantas de hoja caduca han perdido el follaje y las de hoja persistente han dejado de crecer.
Mientras más frío haga durante este “descanso”, mejor, pues ello contribuirá a su crecimiento y floración primaveral. Pero no todas están así; hay algunas invernales, como los arbustos bayíferos (Cotoneaster, Ilex aquifolium, Arbutus unedo) o nuestra estrella federal (Euphorbia pulcherrima), y hasta suculentas como los kalanchoes, que están empezando a florecer.
Fertilizar las plantas de floración invernal con un fertilizante líquido rico en fósforo. Esto evitará la ocurrencia de abortos florales que suelen suceder por la falta gradual de frío, producto del cambio climático.
En la huerta
En invierno se cosechan las acelgas, lechugas y rabanitos. Pero ojo que los moluscos están al acecho: tomar cáscara de huevos cortadas bien chiquitas y hacer caminitos rodeando a estas hortalizas (los moluscos, al pasar por sobre ellas, se lastimarán y cambiarán de opinión).
Cactus y suculentas
A fines de junio llegamos al día más corto del año, desciende aún más la temperatura, ya no quedan hojas secas y los tonos dominantes del jardín son los rojos y marrones.
En este ambiente invernal peligra la sanidad de cactus y suculentas implantados en tierra. Para evitar que ello pase, agregar perlita por arriba del sustrato, que cubra aproximadamente un centímetro el cuello de cada uno. Esto impedirá el ataque de hongos del suelo y evitará la pudrición por exceso de humedad en esa zona.
Balcones y terrazas
En julio, los días empiezan a ser más largos. Poco a poco, pero se nota. Cuando hay pleno sol y no hay viento, las temperaturas se atemperan, comienzan a florecer las llamadas “especies tempranas”, como la campanilla (Galanthus nivalis), los iris, el jazmín amarillo (Jasminum mesnyi).
Seguir limitando el riego a lo estrictamente necesario y contribuir con fertilizantes utrasolubles todas las especies tempranas. No descuidar las macetas con flores en la terraza, porque julio es muy ventoso y hace que estas se sequen antes que las plantadas en tierra.
¡Alerta! La cochinilla acanalada es una plaga que ataca ahora a varias especies de exterior e interior. Para eliminarla dará muy buenos resultados una mezcla de jabón potásico con extracto de hierbas antagonistas de esta plaga o un insecticida fosforado.
Cómo cuidar el césped
Observarlo luego de una lluvia; si hay charcos, está expuesto a hongos patógenos (botritis o moho gris) que pueden estropearlo. Rellenar las depresiones del terreno de inmediato con compost o mezcla de tierra y perlita.
Los céspedes, en general, decaen mucho en julio. Pasar la cortadora para que entre la mayor cantidad de sol posible, pero no dejarlo muy corto, para impedir que la helada llegue a la capa de tierra y a los cuellos radicales de los pastos.
Evitar el pisoteo ya que, por el frío, las gramíneas no se regeneran. Y cuando haya un día de pleno sol, regar con fertilizante ultrasoluble con alto fósforo para estimular el crecimiento radical.
Arbustos más fuertes
Con las lluvias fuertes de fin de julio hay peligro de hongos foliares. Podemos prevenirlos enterrando cáscara de huevo molida, hueso molido o harina de sangre a unos 5 cm de profundidad, cerca de los tallos de los arbustos que sean más susceptibles de ser inundados. Esto produce un aumento en la absorción de calcio, que robustecerá las paredes celulares de los tejidos foliares, lo cual es un impedimento para la entrada de hongos por el follaje.
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