Gonzalo Ribelotti es santafecino y hace diez años que produce semillas de hortalizas exóticas como tomate sueco de racimo, chile picante y verduras orientales, entre otras. Conocé su historia y cuál es su producto estrella.
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“En casa siempre hubo huerta. Mi padre era un horticultor de verduras tradicionales, como tomates y lechugas”, cuenta Gonzalo Ribelotti. Aunque es licenciado en Economía y su actividad principal nada tiene que ver con la horticultura, hace diez años comenzó con un hobby que hoy le insume gran parte de su tiempo: la venta de semillas. Bajo la marca Gonzalodeperez Semillas, desde junio hasta mediados de noviembre es temporada de mucho trabajo. “En julio del año pasado, en pandemia, se vendieron más semillas que en todo 2019”, cuenta Gonzalo.
Cuando empezó tuvo en claro que quería desarrollar especies que acá no se veían normalmente. Así, sus primeros plantines fueron de albahaca morada, que no era común en el mercado. Consiguió unas plantas en Escobar y para el final de la temporada tenía muchísimas semillas. Realizó su primera publicación en una plataforma online– que resultó ser la mejor vidriera–, armó su perfil en Facebook y así comenzó lo que se transformaría en una adicción por las variedades exóticas.
"En primavera pueden sembrarse tomates, berenjenas varias, albahacas, leguminosas, chiles, ajíes, pimientos, morrones, zapallos y cucurbitáceas, lechugas, acelgas, mizunas, mostazas, verduras orientales."
Gonzalo Ribelotti
En un predio de 30 hectáreas, donde se desarrolla el emprendimiento hortícola familiar para el mercado mayorista (en verano, tomate platense y perita, en invierno, lechuga), Gonzalo tiene su microemprendimiento de semillas de variedades no tradicionales. Dentro de cada invernáculo, él solo utiliza tres “lomos” para sus plantas.
“Muchas variedades, como el chile picante, tienen que estar al menos a 50 m de distancia para no cruzarse; por eso dentro de un invernáculo se cultiva una sola variedad de chile, por ejemplo. Además, mis plantas necesitan permanecer mucho tiempo en el lugar. Una tradicional llega a tamaño, se corta y se vende. Se pasa el tractor, se vuelven a formar los lomos con sus cintas de riego para el próximo cultivo”. Pero para Gonzalo los tiempos son otros. La planta llega a su tamaño máximo, comienza a espigar, abre flor y luego se seca, y ya pueden sacarse las semillas. Recién entonces libera el espacio en el invernáculo.
En Facebook tiene su contacto más directo con la gente. No le gusta delegar y tiene un seguimiento estrecho con el cliente. “Hago pruebas de germinación permanentemente ya que necesito que mi semilla germine, que la gente tenga éxito. Pueden tener una huerta en un piso 20 o una pequeña huerta suburbana, y más del 50% son de la provincia de Buenos Aires”.
Los tomates son las estrellas más pedidas. Aunque llegó a tener unas 200 variedades de tomates, hoy conserva 105 para cosechar sus semillas, porque considera que son las que mejor se adaptan a nuestro suelo y clima. El tomate ‘San Marzano’ es uno de los mas vendidos, “dos de cada tres ventas así lo atestiguan… porque la salsa hecha con ‘San Marzano’ es la mejor”.
"En otoño se siembran algunas variedades de lechugas que tienden a espigarse con mucho calor, repollos, repollitos de Bruselas, radicchios y muchas crucíferas, que son más del frío."
Gonzalo Ribelotti
La cosecha de semillas
Para cosechar las semillas, por ejemplo de tomates, se deja madurar el fruto en la planta todo lo que se pueda. Debe estar casi “pasado” para que la placenta logre alimentar totalmente a la semilla y así generar una buena planta. Se corta, se le saca la semilla y la placenta y se les da un primer lavado. Luego se llevan a un frasco con agua por 5 días. Se fermenta la placenta, se separa de las semillas y se procede a un segundo lavado. Se dejan secar sobre papel. Se pueden guardar hasta tres años. Allí las fracciona en sobres de 30 semillas cada uno.
“De lechugas, serán unas 17 variedades diferentes las que estoy cultivando; mi meta es que sean bien distintas unas de otras”, comenta Gonzalo. Salanova RZ (variedad multihoja de un hibridador de semillas holandés) es un genérico que incluye a varias, entre las que se encuentra ‘Descartes’, que es la variedad número 1. En las lechugas y otras especies, se deja que cumplan su ciclo hasta que forman el fruto con su semilla dentro. Se las cuelga boca abajo durante dos semanas y después se procede a separar las semillas de sus residuos. Hay dos formas de hacerlo: soplarlas en un bol (con una posible pérdida del 30%) o separarlas una a una.
Gonzalo de Pérez es un cultivador artesanal de semillas. Un trabajo que solo puede hacerse si se tiene mucha pasión por lo que se hace. Pero además es un buscador de novedades, un conocedor del esfuerzo y de la tierra. Sin duda, esta tarea requiere una paciencia especial, un respeto por los ciclos y un gusto por el origen, por capturar la esencia de las cosas.
FB: Gonzalodeperez Semillas