Un magnate que quiso salvar un terreno de la depredación y lo convirtió el en mayor museo a cielo abierto de arte contemporáneo y, desde 2011, también es jardín botánico con 4.500 especies
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¿Puede una obra de arte contemporáneo colosal convivir con una colección de especies del reino vegetal en igualdad de condiciones? ¿Puede mimetizarse el arte con la naturaleza y viceversa? Sí, en el Centro de Arte Contemporáneo Inhotim de Minas Gerais es exactamente esto lo que sucede.
Es un museo a cielo abierto y sus exhibiciones son tanto las piezas artísticas como las plantas, un espacio desbordante que sorprende no más al llegar, con sus generosos cercos de palmeras y demarcados senderos para acceder desde el estacionamiento hacia las boleterías.
Inhotim está ubicado en Brumadinho, en el estado de Minas Gerais, a 450 km de Río de Janeiro. Fue fundado por el exmagnate del acero Bernardo Paz quien lo comenzó a gestar en 1980, cuando compró extensiones de tierra para salvarla de desarrolladores que eran una amenaza para la conservación del paisaje natural.
En 1985 convocó a Roberto Burle Marx para que dé directrices sobre el trazado de un gran parque. Durante dos décadas de trabajo, el lugar se fue transformando en lo que es hoy, el mayor museo de arte contemporáneo del mundo, que alberga obras de Anish Kapoor, Yayoi Kusama, Cildo Meireles, Adriana Varejão, Giuseppe Penone, entre otros.
Así, el campo fue domesticado, se fueron construyendo más de 20 pabellones que albergan arte, diferentes propuestas gastronómicas, aulas y anfiteatros. Uno de los espacios más celebrados es el Pabellón de Sonic, diseñado por Doug Aitken, que consta de un edificio circular de vidrio esmerilado ubicado en la parte superior de una colina.
Desde 2011 Inhotim es jardín botánico y cuenta con 4.500 especies.
En el centro se realizó una perforación que baja 200 metros en la tierra y, con micrófonos, se capturan los sonidos que luego se amplifican y se escuchan en el recinto vidriado, sonidos que parecen nunca haber sido revelados. En otro espacio, la cúpula geodésica diseñada por Paula Zasnicoff Cardoso en 2008 se erige en medio de un bosque y contiene obra de Matthew Barney y Chris Burden, entre otros.
- Fundador: Bernardo Paz.
- Diseño: Han intervenido diferentes estudios de arquitectura y de paisaje.
- Construcción: 1984 hasta la fecha.
- Superficie: Predio de 2.500 ha de preservación de mata atlántica, con más de 100 ha parquizadas.
- Mejor época para visitarlo: Siempre es genial, pero evitar los fines de semana para poder disfrutarlo con poca gente.
- Para destacar: La arquitectura de sus 20 pabellones y la conexión de estas obras con el paisaje circundante.
- Datos útiles: Esta visita puede enlazarse con un recorrido por Ouro Preto y otras ciudades coloniales de Minas Gerais.
Hay un pabellón dedicado exclusivamente a la obra de Adriana Varejão, otro al reconocido artista brasileño Tunga. El techo de uno de los pabellones alberga la obra “Narcissus Garden” de Yayoi Kusama. En el recorrido por el parque se van encontrando obras interesantísimas, que invitan a interactuar, como por ejemplo “La vegetación habitaciones” (2012), de Cristina Iglesias, un cubo de acero pulido que refleja el bosque circundante.
Finalmente, en 2011 se agregó a Inhotim un jardín botánico. Se inventariaron allí 4.500 especies. Posee invernaderos y un excelente recorrido didáctico. En el lugar funciona también un centro cultural y un instituto de experimentación.
Tras su apertura, en 2008, Inhotim pasó de ser un museo privado a ser un instituto público. Es hoy un centro de arte que invita al descubrimiento y a la sorpresa en un entorno mágico, donde arte, naturaleza y arquitectura se fusionan magistralmente.
Más información:www.inhotim.org.br
LA NACION