El riego es clave para una huerta sana y productiva. Ordenar los cultivos según se requerimiento hídrico es uno de los secretos al momento de diseñarla.
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El verano pasado sufrimos reiteradas olas de calor y una sequía histórica que se vio reflejada en la calidad y la salud de la huerta. Esa situación extrema nos dejó un valioso aprendizaje que podemos aprovechar, tanto si nos ausentamos de nuestra casa por un período largo como si nos proponemos lograr un consumo eficiente de los recursos.
La xerojardinería (del griego xeros, que significa seco) se inclina por un uso racional del agua (consume sólo una cuarta parte del agua) y por elegir especies adaptadas al medio y las condiciones climáticas.
Esta rama de la jardinería la podemos tomar también en el diseño de la huerta, imitando el concepto de “hidrozonas” para lograr un uso más racional y eficiente del agua.
Dividir la huerta en zonas
La hidrozona 1 es la menos exigente con el riego. En esa zona de la huerta podemos cultivar choclos, zapallos y chauchas.
Las aromáticas más rústicas también crecen bien en estas condiciones. Y como además son resistentes al sol, la orientación al norte o al noroeste es la ideal.
La hidrozona 2 tiene exigencias medias de agua y admite un riego por goteo. Zapallos, calabacitas, zapallitos de tronco, melones, sandías y pepinos prosperan y producen sin problemas en este sector.
La hidrozona 3 es la que tiene un alto consumo de agua. Aquí, además del riego por goteo, puede ser necesario complementar con manguera o regadera. Las plantas de esta hidrozona son las que producen frutos jugosos, como los tomates, los ajíes y las berenjenas.
Otras plantas de la huerta correspondientes a este sector tienen hojas con grandes superficies de evaporación, como lechugas, escarolas o acelgas. Un suelo rico en materia orgánica que retenga el agua y una gruesa cobertura de paja que mantenga la humedad son el complemento perfecto para las tres hidrozonas.
Saber cuándo necesitan más riego
Hay dos momentos en particular que los padecen todas las plantas: después del trasplante, cuando los plantines tienen poco volumen radicular y, en consecuencia, no tienen buena capacidad de absorción y durante la floración y producción de frutos.
Las verduras de verano, aunque necesitan del sol y del calor, son particularmente sensibles a la falta de agua en períodos clave de su desarrollo
En algunos cultivos en particular, la necesidad de agua aumenta en un momento determinado:
- Albahaca: siembra y floración
- Berenjena: floración y formación de frutos
- Chaucha: prefloración, floración y fructificación
- Choclo: 20 días antes de formarse la panoja
- Lechuga: siempre
- Pepino: de la floración a la cosecha
- Pimiento: floración y formación de frutos
- Tomate: cuajado de los frutos
- Zapallito: floración y formación de frutos