La paisajista y asesora de Grupos Jardín Coki Naón nos abre las puertas de su jardín, al que define como centro de experimentación. En un detallado recorrido, descubrimos cada rincón y develamos algunos de sus secretos de diseño.
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Como suele suceder, la casa propia –o el jardín propio en este caso– no refleja un estilo, sino una búsqueda. Un lugar de aprendizaje para el paisajista, de prueba y error. “Cuando veo plantas que me gustan pero que desconozco, las ubico en algún cantero con el fin de estudiarlas y ver cómo se comportan antes de proponerlas en algún proyecto”, cuenta Coki Naón, paisajista y asesora de Grupos Jardín, quien abrió las puertas de su espacio y compartió sus secretos de diseño.
La casa está orientada al sureste y por esta razón, desde la arquitectura, se diseñaron dos patios, para que entre más luz natural.
Para criar los pavos y faisanes hubo que probar qué plantas toleraban la acidez del guano. Descubrieron que los Dietes bicolor toleran estas condiciones y que el Clerodendron bungei también se desarrolla bien y es muy resistente.
El desafío de combinar y generar composiciones bellas –de colores, luces y texturas– al ir probando y variando las especies, dice Coki, está siempre presente en su parque, repleto de pequeños detalles que son recuerdos de algún viaje u objetos reciclados encontrados en chatarreros.
Crear diferentes espacios permite vivir el lugar desde variados puntos de vista, según la hora del día o la estación del año. Y agregar los sectores de sombra o la galería, lejos de achicar el jardín, lo hace parecer más amplio.
“Mi jardín es un fluir de muchísimas especies, pero son los árboles los que principalmente marcan el diseño”. Estos además son la mejor excusa para crear diferentes rincones, con bancos y objetos que llevan la marca de lo artesanal, lo hecho con amor. Y también las plantas, aquellas que son descubrimientos, gajos compartidos, novedades o las que cuelan memorias en sus colores o en sus perfumes.
Para generar la sensación de pradera en los canteros se necesitan espacios amplios. Por esta razón se retiraron unas coronas de novia que funcionaban de cerco y se agregaron gramíneas y flores.
“Para mí, recorrer el jardín es transitar experiencias y recuerdos de muchas personas o momentos, que tuvieron algo que ver en su proceso. El jardín va tomando forma, y todos los años es diferente, está en continuo cambio, ya que al ser experimental me gusta ir probando diferentes situaciones”.