La belleza se une a lo productivo para sumar saludables frutas, hortalizas, flores y hierbas al jardín. Conocé cómo planificar y mantener estos espacios ecológicos para una vida saludable y sostenible
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Históricamente, los sectores de producción han estado confinados a espacios apartados de la casa y alejados de la vista. Un jardín comestible, por el contrario, busca protagonismo en el diseño.
Crear belleza es una necesidad sanadora que no solo está reservada a los ámbitos tradicionales del arte. Estos jardines donde se unifica y potencia lo ornamental y lo productivo son, sin duda, una expresión artística.
El neologismo inglés “foodscaping”, en relación con el paisaje comestible, incorpora no solo sectores diseñados de huerta, sino también espacios más amplios con árboles frutales estratégicamente plantados e incluso techos verdes productivos.
El aumento de compromiso medioambiental de las nuevas generaciones ante el evidente calentamiento global ha llevado a que sean los más jóvenes quienes prefieran y valoren estos diseños artísticos, ecológicos y productivos.
La salud del suelo y de las plantas sumada a la belleza estética es la perfecta asociación para producir saludables frutas, hortalizas, flores y hierbas en condiciones urbanas, periurbanas o rurales. Algunas plantas con “exclusivo” valor ornamental proveerán alimento y protegerán a los organismos predadores encargados del control biológico, otras repelerán plagas o proveerán una estructura de sostén que facilitará el desarrollo de las especies productivas.
El diseño y cuidado del jardín comestible
Este tipo de jardín, al no ser solamente ornamental, debe ser ecológico desde el momento del diseño. Mantener la salud de la vida del suelo garantizará la salud de tus plantas. Suelo sano, plantas sanas, gente sana.
Es importante no aplicar ningún tóxico: herbicidas, fungicidas o insecticidas. Afortunadamente el mercado ya dispone de líneas orgánicas certificadas que garantizan la salud de las plantas y la de las personas que consumirán estos vegetales.
Las rotaciones y las asociaciones de las anuales será otro punto clave a tener en cuenta. Las fertilizaciones deberán realizarse en base a compost bien madurado, humus de lombriz o fertilizantes orgánicos certificados.
El control de plagas y enfermedades parte desde el diseño: una planta en una exposición incorrecta o un suelo inadecuado será atacada por plagas o enfermedades. Además de los productos comerciales, existe un inmenso abanico de preparados naturales que se hacen fácilmente en casa.
En este punto, también se unen el jardín comestible con la cocina. Vinagre, cerveza, leche, yogurt, café, ajo, puerro, cebolla son la base de efectivos preparados. También se puede recurrir a controladores biológicos –como Beauveria bassiana– que no presentan inconveniente de toxicidad para el control de insectos y ácaros.
Pautas para diseñar un jardín comestible
-No diseñes más espacio del que puedas llegar a mantener.
-Calculá cuánto tiempo y esfuerzo estás dispuesto a dedicar al cuidado de tu jardín comestible. Un jardín demanda más espacio que tiempo y una huerta, más tiempo que espacio.
-Un jardín comestible orgánico o agroecológico te demandará más tiempo de diseño, pero menos de mantenimiento que una huerta productiva.
Planificación
Este tipo de jardín puede ocupar desde grandes superficies a espacios reducidos. Categorizar por estratos resultará útil a toda escala.
-Estrato de altura: árboles proveedores de frutos. Ejemplo: palto, pitanga (ñangapiri), higuera, cítricos, kaki, mango, almendro, ciruelo, cerezo, níspero, olivo, pecán.
-Estrato intermedio: arbustos con producción interesante. Ejemplo: koku, papaya, arándanos, frambuesas, cassis, kiwi, quinotero, banano, corinto, grosella, maracuyá, vid, cedrón, tomatillo.
-Estrato bajo: reservalo para hierbas aromáticas, medicinales y hortalizas. Ejemplo: acelga, brócoli, lechugas, zanahoria, hinojo, tomates, ajíes, salvias, romero, orégano, ciboulette, lavandas, mentas, lemongrass.
En todos los estratos, la elección de plantas nativas y las mejor adaptadas a la región será clave en el éxito.
Cuidados y cosecha para mantener el diseño
¿Cómo cosechar? Cada hortaliza tiene una forma particular de cosecha y en un jardín ornamental es importante que puedas conservar al máximo su valor decorativo.
Lechugas, acelgas, espinacas, escarolas, ruibarbos, radicchios, mostazas de hoja, entre otras, es conveniente cosecharlas por hoja, comenzando por el ciclo más externo.
Las que se cosechan por corte, como las radichetas o las rúculas, ralear por sectores para evitar esas zonas geométricas y peladas de las huertas tradicionales. Al ir rebrotando las plantas, el diseño no se pierde.
Las que se deben descalzar enteras, como las remolachas, puerros, rabanitos, zanahorias, rábanos o nabos, es recomendable cosechar no más de 1/3 del diseño, por etapas. Las plantas vecinas extenderán sus hojas intentando captar más luz solar, cubriendo el espacio.
Al cosechar las plantas centrales y grandes, como los repollos, hinojos, brócolis o coliflores, es importante cubrir el espacio vacío con paja u otra cobertura para evitar la consecuente invasión de plantas adventicias.
Los brócolis admiten la cosecha de la pella o cabeza central, para luego cosechar los ramilletes laterales y dejar, por último, que algunos florezcan, de esta forma el jardín ganará en una floración amarilla muy atractiva para sírfidos, grandes consumidores de pulgones.
Cuando se cosechan los tomates, berenjenas, pepinos o chauchas, esto casi no influye en el diseño ya que la planta continúa desarrollándose y produciendo nuevas flores y frutos.
Hay verduras que tienen una floración muy ornamental como los hinojos, las zanahorias o los puerros. Dejar florecer estratégicamente algunas plantas. Esto, además de aportar color y atraer polinizadores, permitirá la producción de las semillas para siembras futuras.
Al final de la temporada, pueden reacondicionarse los canteros: pasar la laya, aplicar el compost necesario y hacer un plan de rotación de los cultivos.
LA NACION