Aportan color, sabor y un toque novedoso a cualquier ensalada. Te contamos qué flores se pueden utilizar y cómo presentarlas para sorprender.
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El verano nos regala muchos placeres, pero quizás uno de los más novedosos y sorprendentes es el de llevar las flores de nuestro jardín a la mesa y comerlas condimentadas con una deliciosa vinagreta.
Preparar la ensalada de flores es muy simple: se mezclan las flores comestibles de verano (caléndulas, violetas, flores de calabacín, capuchinas, jazmín o las que tengas) con un puñado de hojas verdes frescas que pueden ser espinaca, rúcula, lechuga, verdolaga o las que tengas.
La cantidad de flores
La proporción sugerida es 2 tazas de flores por cada 3 tazas de hojas verdes. A esa mezcla le podés incorporar brotes de rabanito (media taza).
Para preparar la vinagreta vas a mezclar aceite de oliva (3 cucharadas), vinagre de manzana (2 cucharadas), miel (1 cucharadita), sal y pimienta a gusto.
Es preferible consumir las flores recién cortadas, lavadas y escurridas. Las más grandes, como las de calabacín, pueden cortarse en tiras más pequeñas para facilitar la mezcla en la ensalada.
Las hojas verdes deben estar limpias y extremadamente secas para un mejor resultado.
El secreto de la ensalada
La clave de la ensalada está en la vinagreta. Para prepararla, se deben colocar todos los ingredientes en un frasco chico, tapar y batir. No evites la miel porque realza el sabor de las flores, les queda perfecta.
En una fuente plana, colocar las hojas verdes, los brotes y, por encima, las flores preparadas. Antes de llevar a la mesa, cubrir con la vinagreta en forma de hilo y de manera completa. Servir inmediatamente para disfrutar de la frescura y de los sabores de las flores de verano en cada bocado.