
La paisajista Ernestina Anchorena logró imprimirle su propia esencia al jardín, a partir de recrear los antiguos jardines del Tigre.
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Los arquitectos propusieron una casa de madera con añoranza de las casas del Delta, haciendo una “L” sobre la parte alta del terreno, elevada y ubicada bajo un inmenso plátano.
Se configuró un jardín con niveles. En el primer nivel –al que dan las habitaciones–, bajando sólo un escalón, se ubicaron canteros con rosas y herbáceas de flor, y se separó del resto del jardín con arcos de hierro que soportan rosas trepadoras.

En un segundo nivel se ubicó una terraza, que se materializó con un solado de adoquines de madera bajo un tilo plantado en el centro, haciendo de pivote de este gran sector. Como remate del patio, se ubicó la pileta, rodeada de canteros con buxus podados y herbáceas de flor –salvias, perovskias, erigeron– y otras aromáticas.
Más allá, el jardín se abre a un tercer nivel de pasto corto frente a la galería del living y comedor. Una gran pradera de herbáceas y gramíneas abraza el pasto en la zona de sol y va variando hacia plantas de sombra, muchas de costa de río, y otras que recrean los antiguos jardines del Tigre (jazmines, helechos, junquillos, camelias, hortensias), que resolvieron un sector bajo la sombra de los árboles para apoyar una mesa.

"Creo que cada jardín debe interpelarnos para encontrar su propia esencia. Le digo que no al exceso de diseño, a lo impoluto, a lo rígido."
Ernestina Anchorena
Se resolvió con binder y ladrillo para contención de canteros. Todo el lateral de la casa se plantó con especies de hojas anchas, para crear un recorrido que parece una selvita.

Ernestina Anchorena dice
¿Una combinación que te encanta?
Una rosa ‘Safrano’ contra los postes de la galería con junquillos emergiendo a sus pies en invierno, porque evoca recuerdos.
¿Los favoritos del jardín?
Sin duda las rosas, que enmarcan y acompañan tan bien la galería alta.
¿Una estación favorita para vivir el jardín?
Al estar cerca del río, las temperaturas no son extremas y por eso el jardín siempre se ve bien. Claro que en la primavera hay más flores, pero en otoño los cipreses calvos y el plátano gigante quitan el aire con sus colores.

¿Qué es lo primero que hacés cuando salís al jardín?
Al ser un jardín compartimentado, permite circularlo de acuerdo a las diferentes luces del día, tiene muchos lugares para estar y disfrutar.
¿Cuál fue la última intervención?
Ahora es la dueña de casa la que interviene el jardín y este va cambiando y llenándose de nuevas plantas.
¿A qué le decís sí? A las curvas, las líneas orgánicas son lo más parecido a la naturaleza y dan la sensación de abrazarnos.
¿A qué le decís no?
En lo posible a todo lo que está de moda. Creo que cada jardín debe interpelarnos para encontrar su propia esencia. Le digo que no al exceso de diseño, a lo impoluto, a lo rígido.

¿Algunas cosas que no volverías a hacer?
No sacar árboles que competían con otros existentes. Usar helechos dryopteris, porque nunca logro que prosperen. No ser insistente en la necesidad de “cerrar el surco” para cubrir la tierra enseguida. Tuvimos que replantar algunos sectores.
¿Algún material aliado?
Todos los que provienen de la tierra y son del lugar, como el ladrillo y la madera

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