Además de su valor ornamental y como condimento, esta especie muy cultivada en nuestro país es una aliada de las mujeres, sobre todo en la etapa del climaterio
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El color grisáceo de su follaje, su forma redondeada y la belleza de sus flores la vuelven protagonista en cualquier diseño con plantas aromáticas. En plena floración, compite en belleza con las plantas ornamentales. Sin embargo, la salvia tiene otra propiedad además de aportar belleza al jardín y condimentar nuestras preparaciones.
La Salvia sclarea o salvia romana fue una planta muy utilizada en la Edad Media para tratar las irritaciones en la piel, pero sobre todo para aliviar malestares femeninos. Los griegos la creían capaz de evitar la muerte, de ahí su nombre, que significa salvar.
Desde los tiempos más remotos, la salvia estuvo ligada a la naturaleza femenina. Fue utilizada para combatir los síntomas premenstruales, los dolores menstruales, desordenes o cambios hormonales durante la menopausia, para combatir dismenorreas, amenorreas, etc.
Al igual que la lavanda, el aceite esencial de Salvia sclarea se utiliza como tranquilizante durante el parto para calmar los dolores y relajar a la madre.
¿Por qué la salvia ayuda a las mujeres?
El secreto está en los fitoestrógenos de la salvia. Los fitoestrógenos actúan sobre las glándulas sudoríparas (contribuyendo a disminuir la sudoración) por eso es una planta especialmente indicada para la mujer.
La salvia romana ayuda a atenuar los trastornos de la menopausia, especialmente los sofocos y la transpiración excesiva que se producen durante este período.
Su aceite esencial es una interesante ayuda en caso de reglas irregulares, poco abundantes o dolorosas
¿Cómo se cultiva?
La salvia romana o sclarea mide de 40 a 80 cm de altura con una base leñosa muy ramificada. Las hojas son alargadas y están cubiertas con una fina capa de pelitos que le otorgan un color verde grisáceo.
Su follaje crece de manera circular al ras del suelo y luego emergen las varas florales; pueden ser perennes o bianuales. Las flores violetas están dispuestas en espigas.
Cuando la inflorescencia decae, se la puede dejar que semille o bien cortar hasta la base.
Para crecer sana, la salvia necesita pleno sol. El mayor inconveniente que sufre en el clima de Buenos Aires, es el ataque de oídio, un hongo que aparece como un polvillo blanco sobre las hojas, que además de perjudicar la planta, modifica su aroma y sabor. Eso no ocurre en los jardines del Gran Buenos Aires, una zona con menor humedad ambiental, donde crece limpia y sin inconvenientes.
Es fundamental asegurarle un lugar soleado, donde corra el aire, con tierra bien suelta con agregado de carbonilla y regando sin mojar las hojas.
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