Su ambiente natural son las montañas del país, donde despliegan su atractiva belleza de colores, formas y flores. Cuáles son y cómo se cultivan.
- 3 minutos de lectura'
Altísimos y esculturales, con espinas o con flores diminutas, los cactus enamoran por sus formas, colores y también por sus tamaños. Conmueven por su majestuosidad y se vuelven atractivos porque, de tan pequeños, hallarlos en su ambiente natural es todo un desafío. Te contamos las características de tres especies de cactus que se encuentran entre los más pequeños y los más grandes del increíble universo botánico de las cactáceas en nuestro país. Fáciles de cultivar -aunque no tanto de conseguir-, aportan belleza y diseño a cualquier jardín, balcón o terraza.
Los más chiquitos
Blossfeldia liliputana
Es considerado el cactus más pequeño dentro de la familia de las cactáceas: mide apenas 7 mm de altura y entre 1 y 1,6 cm de diámetro. Se desarrolla desde Cochabamba, Bolivia, hasta Mendoza, Argentina, en las grietas de las laderas montañosas entre los 1000 y 2500 metros de altura, a pleno sol, donde forma pequeñas colonias. Es de color verde grisáceo a azulado con areolas blancas, no tiene costillas, ni tubérculos, mamilas o espinas. Las flores son de color blanco sucio con algún tinte rosado.
Para quienes quieran sumarlo a su colección, son fáciles de cultivar y necesitan buen sol, mantenerse secos en invierno y un sustrato con agregado de arena gruesa.
Yavia cryptocarpa
Es muy pequeño, alcanza entre 1,2 y 3,5 cm de diámetro. Es originario de Jujuy, Argentina, y se desarrolla a los 3700 metros de altura, entre rocas de color rojizo con las que se mimetiza y resulta muy difícil verlo. Es de color marrón verdoso y tiene la forma de un cono invertido, con el ápice muy deprimido, lo que le otorga aspecto de embudo, y espinas muy pequeñas. Las flores aparecen en la depresión del ápice, de color blanco rosado. Los frutos permanecen muchos meses en la depresión central hasta que la planta vuelve a florecer y son expulsados.
El más grande
Trichocereus pasacana
Conocido como Cardón, alcanza entre 14 y 15 m de altura y 50 cm de diámetro. Se desarrolla en Bolivia, Argentina y Chile, en las laderas de las montañas y en planicies de altura entre los 2000 y 3000 metros. Es una planta de crecimiento solitario, de aspecto arborescente y presenta un tallo principal que ramifica y le otorga el aspecto de candelabro (el tallo principal siempre es más alto que los brazos). Las flores de color blanco, grandes, abren durante la noche.
Quien se anime a hacerle un lugar en casa, no es tan sencillo de conseguir pero sí de fácil cultivo, requiere sustrato bien drenado, mucho sol, riegos en primavera y verano y sequedad en la época fría.