Te contamos cómo se puede consumir y cuál es el secreto para aprovechar al máximo sus beneficios.
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El ajo (Allium sativum) es uno de los fitofármacos más importantes en la medicina natural. Sus propiedades medicinales como regulador de la presión arterial, como vermífugo y sus virtudes antibióticas y bactericidas, lo ponen en la alfombra roja de las verduras saludables.
“Una de las principales propiedades del ajo es su poder antioxidante: es eficaz para inhibir la formación de radicales libres, proteger las membranas celulares hepáticas y el endotelio vascular. Además, de acuerdo a la dosis, tiene un efecto protector del corazón, reduce los niveles de colesterol total y LDL (el colesterol “malo”) e inhibe la biosíntesis del colesterol”, explica la doctora Liliana Papalia, especialista en nutrición de la Universidad Favaloro.
Por su capacidad vasodilatadora y efectos vasoprotectores, el ajo es un regulador natural de la presión arterial. La explicación científica, en palabras de la doctora Papalia es la siguiente: “inhibe la agregación y liberación plaquetaria, mejora la síntesis de óxido nítrico (potente vasodilatador) y reduce los niveles de calcio intracelular, contribuye con la prevención de trombosis y mejora la salud cardiovascular”.
Muy conocidas son también las propiedades antimicrobianas y antifúngicas del ajo: la alicina y otros compuestos son efectivos contra bacterias y contra hongos como Candida Albicans.
Incluso, hay investigaciones médicas que indican que el ajo reduce la incidencia de ciertos tipos de cáncer como el gástrico, colorrectal, de mama y cervical, ya que captura radicales libres, mejora los mecanismos de reparación del ADN y previene del daño cromosómico.
¿Es preferible consumirlo por la mañana?
“No hay un momento específico del día que sea absolutamente preferible para consumirlo ya que su efectividad no depende del horario, sino de la constancia en ingerirlo”, asegura la doctora Papalia.
Existen diversas maneras de consumirlo:
- Diente de ajo crudo: se recomienda consumir un diente de ajo machacado y pelado al día. Para evitar el olor fuerte y posible malestar gastrointestinal, puede ser beneficioso que sea junto con una comida.
- Tintura al 20%: esta preparación se toma diluida en agua, dos o tres veces al día. Puede ser conveniente distribuir las dosis durante el día, preferiblemente, antes de las comidas para mejorar la absorción y reducir el riesgo de malestar estomacal.
- Extracto envejecido de ajo (AGE): también puede ser distribuido en varias dosis a lo largo del día, según las indicaciones específicas del producto y del médico.
- Aceite de ajo (esencia de ajo): la dosificación y el momento para consumir el aceite pueden variar. Es común que se tome con las comidas para mejorar la digestión y la absorción de los compuestos liposolubles.
- Cápsulas (en polvo u oleosas): se suele recomendar una cápsula de 250 mg cada 8 horas, lo que significa tres veces al día, puede ser con las comidas.
- Jarabe al 10%: se administra de una a 3 cucharadas al día, también puede ser con las comidas.
Contraindicaciones y cuidados
El ajo está contraindicado en personas con hipersensibilidad o alergias conocidas, ya que puede causar dermatitis de contacto y otras reacciones alérgicas tanto por ingestión como por contacto directo con la piel.
Se debe tener precaución en personas con trastornos de la coagulación, ya que puede intensificar los efectos de los anticoagulantes y antiagregantes plaquetarios, y aumentar el riesgo de hemorragias. Es prudente suspender su consumo en dosis elevadas, al menos, 10 días antes de una intervención quirúrgica.
Durante el embarazo y la lactancia no se deben exceder las cantidades habituales de consumo de ajo. Está contraindicado en pacientes con hipertiroidismo y en aquellos con úlcera gastroduodenal. Por otra parte, interactúa con ciertos medicamentos, por eso, se recomienda la consulta con el médico de confianza.
Es momento de cultivarlo en casa
En otoño, se plantan los dientes de ajo con la punta hacia arriba y de cada diente se obtendrá una cabeza entera. Es importante seleccionar los más grandes y saludables y hacerlo en luna menguante.
El suelo debe tener buen drenaje y se suelto, el compost maduro garantiza una buena cosecha.
A partir de la cuarta semana, aparecerán los brotes sobre la cobertura, que crecerán lentamente durante el invierno y se acelerarán en primavera. El riego que requieren es mínimo.
Cuando las tres cuartas partes del follaje estén amarillas y con aspecto pajizo, es momento de cosechar: se realiza un hoyo en la base de la planta y se retiran los bulbos, sin tirar.
Luego se guardan en un lugar seco y fresco por 4 a 6 semanas. Tras ese período, los ajos estarán listos para limpiar y almacenar para su consumo.
LA NACION