No necesitan mucho espacio y hoy el mercado ofrece kits que facilitan la tarea. Requieren unos pocos cuidados y, a los 15 días, ya se puede cosechar la primera tanda.
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Las gírgolas (Pleurotus sp.) son unos de los hongos más apreciados en el universo gourmet por su textura compacta y su exquisito sabor, ideales para dietas veganas y vegetarianas por su consistencia similar a la carne.
Son ricas en hierro, cobre y fósforo, y una fuente importante de vitaminas B2 y B3, pero la gran diferencia con las verduras es su aporte de enzimas digestivas. Además, reducen los niveles de colesterol en sangre y son antioxidantes. La excelente noticia es que se pueden cultivar en casa, y no hace falta ser un experto para lograrlo.
Estas grandes protagonistas del reino fungi no requieren mucho espacio (alcanza con dedicarles 1/2 m²) y pueden fructificar en patios, terrazas, lavaderos e interiores, siempre que estén en un rincón sombrío y sin corrientes de aire ni calefacción.
Para quienes quieran experimentar la tarea de cosechar, por ejemplo, las gírgolas en el lavadero y llevarlas a la cocina sin escalas, el mercado ofrece kits de autocultivo que incluyen una caja de aproximadamente 10x30 cm, una bolsa reciclable con el sustrato (suele ser paja de trigo), y el micelio (que sería como la semilla del hongo) inoculado.
Eso significa que ya pasó por el proceso de incubación y el productor hogareño solo debe retirar parte de la caja, hacer unos pequeños cortes aleatorios en la bolsa y pulverizarla con agua dos o tres veces al día. Con paciencia y cuidado, después de 15 o 20 días, se podrán cosechar las primeras y sabrosas gírgolas homemade.
Tras ello, se debe seguir pulverizando la bolsa, ya que cada kit suele dar entre 3 y 4 tandas de gírgolas (la cantidad dependerá del tamaño del kit), con intervalos de 15 días entre cada una. El sustrato nunca se tira, se reutiliza para el compost como abono para las plantas o como cobertura del suelo de la huerta.
A la hora de producir las gírgolas en casa, es importante tener en cuenta que los hongos requieren de la combinación de determinados factores como temperatura, luz, oxígeno y dióxido de carbono para crecer y fructificar. Se recomienda hacerlo a una temperatura entre los 20 y 25 grados, con luz natural pero sin sol directo y mantener la humedad al 90% con riego frecuente.
Las gírgolas pueden sustituir la carne en un Strogonoff, combinarse con berenjenas en una salsa vegetariana o usarse como rellenos para ravioles y tartas. En el caso de querer conservarlas, se pueden congelar o usarse para hacer un escabeche o un “kétchup”, cocinando los hongos picados en oporto con anchoas, ajo, pimienta de Jamaica, macis, sal y pimienta negra.