Tienen millones de años y evolucionaron hasta el presente como un legado de fósiles vivientes.
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Algunas plantas que hoy pueden adquirirse en los viveros y elegirse para el jardín, son de un muy antiguo linaje, en épocas donde aún correteaban dinosaurios en la Tierra.
Las Cycadales agrupan a un tipo de plantas leñosas muy primitivas, con aspecto de palmeras (aunque no tengan nada que ver con ellas, muchas veces en el jardín se eligen por este perfil). Este orden está incluido en Gimnospermas, es decir plantas con semillas expuestas, que no se forman en un ovario cerrado ni son parte de un fruto verdadero. Alberga tres familias: Cycadaceas, Stangeriaceas y Zamiaceas.
Este grupo de plantas alcanzó su punto más alto de evolución en el Mesozoico (hace unos 200 millones de años) y, desde entonces, han ido declinando sin que muestren cambios apreciables en su evolución, conociéndose fósiles del Paleozoico (hace unos 240 millones de años) que muestran características similares a los ejemplares presentes en la actualidad, por lo que se las califica como “fósiles vivientes”. Las Cícadas crecieron y prosperaron en el pasado, proporcionando sombra a los Triceratops (género de dinosaurios ceratopsianos ceratópsidos, que vivieron a finales del período Cretácico, hace aproximadamente 68 y 66 millones de años). También sirvieron de percha para reptiles voladores como los pterodáctilos, y fueron un delicioso aperitivo para los brontosaurios.
Durante los periodos Triásico y Jurásico, las Cícadas tuvieron una distribución muy abundante, en amplias geografías como Polinesia, Madagascar, Japón, Sudáfrica, África tropical, Australia, lo que demuestra la distribución mundial que tuvieron en el pasado.
Tienen un tronco erecto, normalmente sin ramificar, y una corona de hojas plumosas en la parte superior. El tronco puede variar desde varios centímetros de altura hasta varios metros (de acuerdo con la edad). Todas las Cícadas son dioicas, es decir, presentan plantas masculinas y plantas femeninas separadas. Las estructuras reproductivas son conos macizos, a veces de tamaño desproporcionado, recordando un poco a las coníferas, que crecen en posición terminal sobre el tallo. Solamente las plantas femeninas de Cycas revoluta en lugar de conos poseen una estructura de hoja carpelar, que porta los óvulos en su margen.
Están incluidas en la lista de máxima prioridad de Cites (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), que tiene como objetivo salvaguardar a las especies en peligro del comercio entre naciones.
Presentes hoy en muchos diseños minimalistas, los Equisetum representan el único género sobreviviente de un linaje que alguna vez fue grandioso. Las colas de caballo, como se les llama comúnmente, alcanzaron su punto máximo durante la Era Devónica, hace unos 350 millones de años. En ese entonces, comprendían una parte considerable de esos bosques primitivos. Gran parte de los depósitos de carbón del mundo se derivan de estas plantas. Equisetum hyemale convivió junto con el dinosaurio Edmontosaurus hace unos 84-66 millones de años
Las colas de caballo en el pasado se elevaban sobre el paisaje, alcanzando alturas de 30 metros o más. Las actuales se han reducido a plantas en general pequeñas y flacas. La mayoría de las especies tienden a frecuentar áreas húmedas, en la actualidad se los destina a bordes de estanques y lagunas en el paisaje.
Por último, los helechos del género Selaginella, junto con los Lycopodium, son las plantas vasculares más primitivas y antiguas que existen en la actualidad sobre la Tierra, pues aparecieron unos 150 millones de años antes que los dinosaurios, en pleno período Carbonífero Temprano, antes de que las masas terrestres de la Tierra se fusionaran y formaran el supercontinente Pangea. Sus antepasados evolutivos, las Lycophyta, llegaron a alcanzar el tamaño de grandes árboles con tronco y ramas leñosas cubiertas de hojas hasta la base del tallo. Vivían sobre suelos pantanosos costeros en un clima húmedo y tropical, lo que les facilitaba su reproducción por esporas. Los restos de estas extraordinarias plantas se transformaron en los mayores depósitos de carbón que hoy se utiliza como combustible. Hoy en día, pueden verse como tapizantes de sombra en sitios húmedos.