El secreto mejor guardado de los botiquines herbales. Además tiene mil usos en la cocina y puede congelarse para alargar su vida útil.
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¿Sabías que la fitoquímica de las hierbas aromáticas investiga los compuestos químicos que dan a estas plantas sus propiedades medicinales? Los aceites esenciales son un componente principal de las hierbas, les proporcionan su aroma característico y contribuyen a sus efectos terapéuticos. Entre estas, una de las aromáticas más destacadas por sus propiedades es el romero (Rosmarinus officinalis L.).
Los componentes más benéficos del romero son los terpenos (componentes de los aceites esenciales y pueden poseer fuertes propiedades antioxidantes, antiinflamatorias e incluso anticancerígenas), flavonoides (por sus cualidades antioxidantes, ayudan a proteger el cuerpo del estrés oxidativo) y alcaloides (típicamente asociados con propiedades farmacéuticas, estos compuestos pueden ayudar en el alivio del dolor y tienen una gran cantidad de beneficios terapéuticos).
De la familia Lamiaceae, el romero es una especie muy adaptativa, un arbusto perfumado, leñoso, perenne, de hasta 2 m de alto, con hojas que miden 2 o 3 cm. Su origen es mediterráneo y crece bien en suelos arenosos, áridos, cerca del mar, a pleno sol. Tolera la sequía, es fácil de cultivar, resistente a plagas y enfermedades. Se cultiva en todo el mundo por sus propiedades aromáticas y medicinales.
El romero es, además, es una de las hierbas más usadas con fines culinarios. Hojas y flores sirven como condimento y también infusión. Sus extractos se emplean en bebidas y como aromatizantes. Las últimas investigaciones publicadas respaldan la eficacia del romero como antioxidante en los alimentos y corroboran sus beneficios farmacológicos.
Para multiplicar el romero, hay que saber que le uso de semillas es limitado, porque solo germina del 10 al 20%. Por eso, generalmente se reproduce por esquejes, que se preparan en primavera. Se hacen de los brotes menos leñosos, de unos 30 cm. Se quitan las hojas de la parte inferior y se dejan en agua unos 30 días. Luego se colocan en macetas o en tierra directamente. Si bien no presenta exigencias en nutrientes, el romero tiene buena respuesta a suelos fértiles, con materia orgánica. Eso sí: cuidado con el riego excesivo y los suelos extremadamente arcillosos.
Una vez que aparecen los brotes nuevos o terminales del romero, se cosechan cortándolos de 30 a 40 cm de longitud. Puede hacerse una o dos veces por año, antes de que la planta se vuelva leñosa (normalmente entre 18 y 24 meses después del trasplante), y luego con más frecuencia a medida que la planta va creciendo. La recolección del romero se realiza antes de la floración.
¿Cómo conservarlo?
Las hojas de romero envasadas y almacenadas refrigeradas se mantienen frescas durante al menos 2 a 3 semanas. Las hojas frescas enteras también pueden congelarse, y así conservan mejor su sabor. Otra forma de tenerlo fresco varios días es colocar las ramitas en un recipiente con agua, en la heladera. Para el mercado de hierbas secas, los brotes se procesan separando las hojas de los tallos y eliminando la suciedad y la arena mediante tamizado. Después, las hojas se secan sobre una bandeja o colgadas en manojos alejados de la luz solar directa. Y ahora sí: a sumarlo a la huerta.
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