Los ejemplares multitronco combinan la distribución de tallos abierta desde la base de los arbustos con la verticalidad de los árboles. Esto los hace más versátiles a la hora de sumarlos al diseño del jardín
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Muchos textos que hablan de árboles suelen comenzar con la frase “son los seres vivos de mayor tamaño” o “son los seres vivos más longevos”. Otras definiciones suelen decir que son plantas perennes, compuestas por raíz, un único tallo leñoso (tronco) y ramificaciones provistas de hojas que crecen según un patrón genético. Sin embargo, en la naturaleza, no siempre las cosas son blanco o negro; millones de años de evolución permiten hablar de matices.
En palabras de Francis Hallé, conocido biólogo francés que se ha dedicado a indagar sobre su crecimiento, su arquitectura y sus características: “Un árbol es una planta con larga vida, que posee un tronco de gran altura, se sostiene por sí mismo, es vertical y tiene un gran diámetro, al cual su estructura y anatomía le confieren una rigidez suficiente como para elevar su follaje por encima de las plantas rivales en busca de luz; frecuentemente pero no siempre, el tronco del árbol tiene ramas”, en su hermoso libro Alegato por el árbol.
¿Árbol o arbusto? Un árbol de tallos múltiples comparte algo de ambos. Se ramifica directamente sobre el suelo, pero los troncos se distinguen claramente y las ramas generalmente comienzan más arriba de los troncos que en un arbusto. Un árbol de tallo múltiple también puede alcanzar una altura mayor que un arbusto.
Su uso en el paisaje define límites, ocupa planos, estructura macizos y alineaciones, como ejemplar aislado o en agrupaciones. Pueden caracterizar un espacio o convertirse en hitos destacados del paisaje. En la actualidad, el naturalismo que propone la jardinería contemporánea ha puesto su mirada no solo en herbáceas y gramíneas, sino también en la forma más “natural” de los árboles llamados multitronco o multitallo.
Los ejemplares con una estructura de ramas abierta desde la base resultan mucho más “silvestres” y acordes con el aire natural que buscan estas plantaciones. Por otra parte, nunca habrá dos árboles de tallos múltiples iguales, porque crecen de manera variable, lo que les otorga mayor naturalidad.
Un ejemplar multitallo proporciona inmediatamente una estructura arquitectónica de valor en el conjunto. Algunos presentan un dosel delicado que filtra suavemente la luz, lo que permite que las plantas perennes crezcan debajo de ellos. La estructura abierta en la base significa que se puede observar a través de los tallos: forman una barrera parcial en lugar de una pantalla sólida.
Se destinan a jardines y patios de variado tamaño, como ejemplares aislados, formando bosquecillos o en alineaciones. En los espacios pequeños, se convierten en una alternativa mucho más interesante; un buen número de ellos se pueden cultivar también en grandes contenedores. Como con cualquier especie, es esencial averiguar de antemano la altura y el tamaño que alcanzarán de adultos para saber si dispondrán del espacio adecuado y evitar así podas futuras.
También debe tenerse en cuenta si existen zonas de paso para determinar la altura de la copa, para que no sean un obstáculo. Son numerosas las especies y variedades de árboles con esta distribución de troncos –una forma llamada “de candelabro”– que se pueden utilizar para conseguir un acento vertical.
A esta arquitectura básica, muchos árboles multitronco añaden otras grandes cualidades: una espectacular floración de primavera o verano, como ocurre con muchas especies de Prunus, algunas especies de Magnolia, Malus o Cercis, también Koelreuteria paniculata. Existen además en versión multitronco especies de bella coloración otoñal, como el avellano (Corylus avellana), Carpinus betulus, numerosas especies y variedades de Acer (A. griseum, A. rubrum, A. buergerianum, A. palmatum, A. japonicum), Parrotia persica, Fraxinus ornus, entre otras.
Especies multitronco
Betula pendula
Algunas especies del género Betula (los famosos abedules) suman a su llamativa corteza (que se desprende en forma de finas láminas) y al color dorado de las hojas en otoño una estructura multitronco.
B. pendula es originario de Eurasia. Puede alcanzar 15 metros de altura, con copa ovalada y liviana que ofrece una sombra moteada. Las ramas principales crecen erguidas y las secundarias colgantes, lo que le da un aspecto llorón y pendular.
La corteza es blanca y lisa, y –a medida que el árbol crece– esta se va agrietando longitudinalmente y se oscurece para terminar siendo rugosa y oscura en ejemplares maduros. Tiene hojas triangulares, con borde doblemente dentado y ápice acuminado, de color verde oscuro en el haz y verde pálido en el envés; en otoño viran al amarillo antes de caer.
Es una especie monoica, es decir, con flores masculinas y femeninas en el mismo pie, pero separadas. Las flores masculinas aparecen en amentos colgantes y las flores femeninas también en amentos, que pueden ser erguidos o péndulos. Tolera el frío y varios tipos de suelos, pero no resiste temperaturas elevadas en verano ni suelos poco profundos.
Cercis canadensis
El ciclamor oriental es nativo del este de América del Norte. Es un gran arbusto o pequeño árbol caducifolio, de grandes hojas color verde opaco a azul verdoso, acorazonadas y terminadas en una punta anchamente triangular.
Es espectacular en primavera por la profusión de flores rosadas amariposadas que surgen en las ramas desnudas, antesde que aparezca el follaje, reunidas en racimos compactos. Atraen mariposas y polinizadores.
No tolera el calor, la sequía ni los suelos húmedos. Es sensible a la perturbación de raíces, no admite el trasplante, por lo que las plantas deben instalarse en su lugar definitivo. Tiene ramas frágiles, por lo que agradece ubicación relativamente protegida. Resiste heladas. Requiere pleno sol o sombra parcial (en climas con veranos cálidos).
Lagerstroemia indica
El crespón, espumilla o árbol de Júpiter es nativo de China, Japón, Indochina y el Himalaya. Entrega valiosos aportes estéticos a lo largo del año: de tronco y ramas color canela, similar a nuestro nativo arrayán, y follaje caduco de hojas color verde brillante que viran al amarillo o rojo vinoso en otoño antes de caer (este valor es de mayor intensidad en las especies de floración fucsia u oscura).
A comienzos del verano, densos ramilletes de floración blanca, rosada, lila o púrpura cubren su copa. El fruto es una cápsula castaño rojiza, de 4 a 6 valvas que guarda semillas aladas. De crecimiento medio, prospera en climas templados, en lugares muy soleados y suelos bien drenados no demasiado sueltos, con un pH de ligeramente ácido a neutro; lo perjudican los suelos demasiado calcáreos. Resiste la sequía. Es sensible a oídio; también es apetecido por las hormigas.
Morfológicamente se lo considera arbusto, si bien se produce comercialmente también como arbolito, según el destino. Su condición “arbórea” se consigue con poda de formación inicial; es común ver en la base del tronco numerosas brotaciones. Adecuado igualmente para pequeños jardines y para contenedores. Existen cultivares de menor porte, más compactos, en general comercializados como “Petite”.
Olea europaea
Históricamente se ha considerado al olivo el árbol mediterráneo por excelencia, ligado con las tradiciones agrícolas y religiosas de esa región, aunque se sabe que su presencia también se extendía hacia las regiones persas incluso antes de su domesticación, donde crecía Olea europaea var. sylvestris, el olivo silvestre o acebuche. Los primeros datos que se conocen sobre su cultivo se remontan al año 2500 a. C. en Creta.
Su introducción en América fue en el año 1520, proveniente de España. En los años siguientes se expandió en la región cuyana de nuestro país y en Chile.Tiene una altura de entre 3 y 8 metros (a veces más) y tronco grueso, corto, con frecuencia retorcido, a veces con cavidades; los árboles jóvenes muestran una corteza gris lisa. Las ramas suelen enredarse de manera un tanto pintoresca con la edad, de manera retorcida.
Posee copa amplia, follaje persistente, con hojas dispuestas en pares opuestos en las ramas finas, lanceoladas, de color verde grisáceo el haz y verde plateado el envés, con el margen entero y ligeramente revoluto. Las flores con cuatro pétalos, de color blanquecino y una fuerte fragancia, son muy pequeñas y se agrupan en panículas en los tallos de las axilas de las hojas.
Aparecen en verano, para dar paso a drupas verdes ovaladas que maduran a negro; cada aceituna contiene un solo carozo. Es una especie muy austera en sus necesidades, adaptada al clima mediterráneo, de inviernos no muy fríos (no tolera heladas prolongadas), algo húmedos, con veranos secos y calurosos, de buena intensidad lumínica y suelos bien aireados, aunque es tolerante a diferentes perfiles. De lento crecimiento, es una especie apta también para el cultivo en contenedor, en pequeños jardines soleados y con clima apropiado. Por sus características ecológicas y ornamentales (silueta, color del follaje) se ha incorporado intensamente en paisajes xerófitos.
Cydonia oblonga
El membrillero es nativo de Irán, Armenia, Turquía y regiones del Cáucaso. Es un pequeño árbol o arbusto de 2 a 6 metros de altura que desarrolla una copa redondeada aunque irregular, de 1 a 3 metros de diámetro. Las ramas surgen desde la base, con corteza lisa y grisácea cuando es joven, que con los años se desprende en escamas. El follaje es caduco, de hojas ovales color verde medio y con el envés grisáceo y tomentoso, especialmente en las hojas jóvenes.
En primavera produce flores blancas o rosa suave, perfumadas, nectaríferas y muy visitadas por abejas, que contribuyen a la polinización. Son de las más grandes entre las flores de los frutales de la familia de las Rosáceas (manzanos, perales, cerezos), a las que siguen frutos dorados en otoño, parecidos a una manzana, solo que más grande y recubierto por una suave pelusa.
De crecimiento algo lento, necesita pleno sol, espacio suficiente para desarrollar y un suelo ligero, bien drenado. Los dos primeros años se debe regar de forma regular; una vez establecido tolera la sequía. Resiste inviernos fríos y heladas fuertes, así como veranos cálidos e intensa luz.
Magnolia figo
También conocida como Michelia figo o Michelia fuscata, es un arbusto grande o pequeño árbol que puede alcanzar entre 3 y 6 m de altura, con varios tallos y copa redondeada. El follaje es persistente, de hojas enteras, coriáceas, de haz verde oscuro brillante y envés más claro, pubescente. Hacia fines del invierno y en primavera, produce flores solitarias, axilares, de corola con 6 tépalos de color amarillo crema con los bordes rojizos, con perfume intenso a banana. Se multiplica por semillas y por esquejes. Es de crecimiento lento.
Puede cultivarse en una variedad de tipos de suelo, incluidos sustratos arcillosos bastante pesados, si bien prefiere un suelo bien drenado, de pH ligeramente ácido a neutro, con una buena provision de material orgánico. Es adecuado para situaciones parcialmente sombreadas y presenta alguna sensibilidad a las heladas. Interesante por su llamativa floración y su aroma; de sus flores se extrae un aceite esencial usado en perfumería. Magnolia figo ‘Purple Queen’ es una variedad de flores púrpuras, muy ornamental.
En espacios de menores dimensiones típicos del ámbito urbano, se convierten en una alternativa original de mayor riqueza visual, además de adaptarse al cultivo en contenedores