Muchas historias intentan explicar el origen de la costumbre de decorar los árboles para esta fecha, sin embargo, una llama la atención por un curioso detalle
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Varias leyendas se disputan el origen del árbol de Navidad, desde lo religioso hasta lo pagano. Algunas están relacionadas con un motivo estacional, como es el comienzo del solsticio de invierno en el hemisferio norte: los celtas decoraban los robles con frutas y velas durante los solsticios de invierno, como una forma de reanimar el árbol y asegurar el regreso del sol y de la vegetación.
Desde tiempos inmemoriales, el árbol ha sido un símbolo de la fertilidad y de la regeneración.
Hay leyendas que relacionan esta costumbre de celebrar el árbol con un suceso ocurrido en el siglo VIII en la aldea de Geismar, al norte de Hesse, Alemania.
Allí existía un roble consagrado a Thor, conocido como “Roble del Trueno”. Cada año, durante el solsticio de invierno, se le ofrecía un sacrificio. Para remediar estos hechos, un monje inglés, San Bonifacio, viajó a esa región con un pequeño grupo de personas, con el plan de destruir el roble para poder salvar a la víctima del sacrificio.
El monje llevó a cabo su objetivo y decidió reemplazar el roble por un abeto, que simbolizaba el amor eterno de Dios (se dice que representa la vida eterna ya que sus hojas siempre están verdes y su copa señala al cielo).
Cuenta también la leyenda que decoró el árbol con manzanas (que representaban la tentación cristiana) y con velas (aunque eso es también atribuido a Lutero). Durante la Edad Media, esta costumbre se expandió y más tarde llegó a América.
Baile, licor y fuego
Otra de las leyendas que se cuentan en relación al árbol de Navidad es que el primero realizado y adornado, tal y como se hace hoy en día, fue en la ciudad de Tallín (capital de Estonia, sobre el mar Báltico) en el año 1441.
Cuentan que la plaza principal de la ciudad estaba decorada por un gran árbol. Al parecer, un comerciante que había bebido suficiente licor, comenzó a bailar alrededor del árbol en compañía de varias mujeres y terminaron quemándolo. El accidente, lejos de provocar consternación, desató la costumbre de iluminar abetos coincidiendo con la Navidad.
Otras leyendas aseguran que Alemania fue el país que albergó el primer árbol de Navidad en el año 1605. Los ciudadanos decidieron utilizarlo para decorar y ambientar las fiestas en el frío invierno.
En honor a María
La costumbre de armar el árbol un 8 de diciembre se relaciona con el Día de la Inmaculada Concepción, más conocido como el Día de la Virgen, la fiesta más grande y popular que celebran en torno a la figura de María.
La fecha proviene de la más pura tradición, ya que en la Biblia no figura ni siquiera la celebración de la Navidad con un árbol.
¿Qué especies se usan?
En general, las especies cultivadas para erigir el árbol navideño son coníferas de diferentes géneros según la climatología local: Abies, Picea, Pinus, aunque la creatividad y la sustentabilidad hoy recurren a crearlos a partir de materiales reciclados.
Muchas ciudades del mundo son famosas por la decoración del árbol de Navidad, eligiendo ejemplares de porte majestuoso para erigir como emblema navideño, como ocurre con el abeto que se levanta cada año en el Rockefeller Center, en Nueva York, de más de 25 metros de altura.
En Río de Janeiro erigen el árbol flotante de Navidad más grande del mundo en la Lagoa Rodrigo de Freitas, al sur de la ciudad: mide 85 metros de altura, pesa 542 toneladas y es iluminado por 3,3 millones de bombillas, que forman figuras navideñas; sus luces se encienden cada año desde 1996.