Con una original obra de acero inoxidable que atraviesa todos los espacios exteriores comunes se sumó arte y sustentabilidad al convertirse en una gran compostera. Además, el edificio cuenta con paneles solares, un sistema de recolección de agua y un paisajismo consciente
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Azcuy desarrolla y comercializa arquitectura residencial con una visión sustentable. La serie Donna consta de ocho edificios y uno de ellos es Donna Terra, ubicado en el barrio de Caballito. El proyecto está atravesado en su totalidad por la sustentabilidad, con un gran impacto en tres áreas fundamentales: los espacios verdes, el uso racional de energía y el aspecto sociocultural.
En este edificio se encuentra instalada la obra Mutanti, de Diego Bianchi. Es una lombriz gigante de acero inoxidable y tiene un sector funcional. Esta estructura resulta impactante desde donde se la mire, pero aun más en su interior, con una serie de accesos con puertas rebatibles, destinados a alojar tierra, lombrices y desechos orgánicos, que la convierten en una compostera para el uso común de los residentes. Mutanti avanza desde la entrada, se interna bajo el deck que rodea la pileta y vuelve a salir a la superficie frente a la ventana del gimnasio.
El compost se podrá utilizar para abonar las plantas del lugar, o trasladarse a otros espacios ajenos al edificio, con la intención de transformar los residuos “en recursos para la enmienda del suelo”, describió Bianchi en la inauguración.
El diseño paisajístico estuvo a cargo de la empresa G-Wall. Se utilizaron Russelia equisetiformis y Plectranthus ciliatus combinadas con abedules (Betula alba) que contrastan con las formas de la escultura, generando canteros de gran tamaño que cubren casi todos los sectores.
También se encuentran enredaderas como la uña de gato (Macfadyena unguis-cati). Predominante en los sectores donde más da el sol, aparece la Fuchsia magellanica, y en las zonas más sombrías se plantaron macizos con helechos de distintos tipos.
Pocas especies y la repetición de ellas en diferentes sectores dan unidad al espacio. Además, la vegetación de todos los balcones de Donna Terra regulan la humedad y controlan la contaminación acústica.
Cada balcón tiene maceteros (dotados de un sistema de riego automatizado con control de nutrientes), que ayudan a gestionar la polución ambiental. El edificio cuenta con paneles solares Tier 1 en las terrazas, que alimentan la demanda de energía de ciertas áreas comunes. También dispone de un sistema de recolección de agua de lluvia, destinada a la limpieza de veredas y al riego de las plantas, para reducir así tanto el uso de agua potable como el anegamiento de arterias de la ciudad.
“Siempre buscamos aportar un granito de arena y generar parte de la energía que consumen los servicios generales. Es nuestra postura”, enfatiza Gerardo Azcuy, socio fundador y director general del Estudio. Como en todos los edificios que llevan el sello Donna, aquí se aplica el concepto de paisajismo consciente. Incluso en las zonas comunes de interior, como es el caso de lobbies y corredores, se da lugar a la presencia de la naturaleza, con grandes maceteros con plantas aromáticas.
LA NACION