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Los rosales pueden propagarse de tres maneras distintas: por semillas, por estacas y mediante injertos. Las variedades comerciales de rosales no se propagan por semilla, pero sí se usa este método en los rosales silvestres.
El injerto se utiliza para propagar variedades comerciales con un tipo de flor seleccionado, sobre pies de raíces más vigorosas y resistentes a enfermedades.
Las estacas son una técnica sencilla, pero se demora mucho en tener una planta establecida, porque el enraizamiento es lento y el sistema radicular es frágil. La mayoría de los rosales se pueden propagar por estacas.
En el caso de los rosales miniatura, la técnica del estaqueado es la más rápida para tener una nueva planta. Entre los rosales grandes, los cultivares más silvestres, como los que tienen forma trepadora, tienen mejor enraizamiento.
Los arbustivos, de variedades de flores grandes, no enraízan con tanta facilidad y demoran entre dos y tres años en alcanzar un tamaño adecuado para que podamos pasarlos a su lugar definitivo.
Las estacas suelen realizarse en verano o en otoño, aunque se pueden aprovechar los restos de poda de otros momentos del año. Si las preparamos en otoño, serán estacas de madera dura.
Cómo hacerlo
- Se seleccionan ramas sanas que tengan aproximadamente el grosor de un lápiz y se eliminan flores y hojas remanentes, si las hubiese.
- Se pueden retirar los aguijones para facilitar la manipulación.
- Se cortan secciones de aproximadamente 20 cm. Si propagamos rosales miniatura, las estacas pueden ser de entre 5 y 10 cm.
- Para favorecer el enraizamiento se usa hormona de enraizar y se puede aplicar también la técnica del lesionado.
- Se entierran hasta la mitad en un sustrato húmedo, siempre respetando la polaridad.
- Se dejan enraizar en un ambiente cubierto, con poca intensidad lumínica.
- El enraizamiento puede demorar hasta la primavera.
- Una vez que esto ocurre, las plantas comenzarán a desarrollar su parte aérea.
Puede ocurrir que en verano se formen brotes con flores. Es recomendable eliminarlos para favorecer el crecimiento de raíces y tallos.
Al otoño siguiente, si superan los 30 cm de altura, se pueden trasplantar a su lugar definitivo, cuidando de extraerlas con el pan de raíces lo más completo posible, ya que son sensibles al trasplante y rotura de raíces.
Si todavía no han alcanzado este tamaño, es recomendable no moverlas y dejarlas un año más en el mismo lugar. Si hacemos las estacas en verano, serán de madera semidura.
En zonas de inviernos fríos, esta opción puede enraizar mejor que las estacas de madera dura. Entonces, vamos a preparar las estacas cuando pasó la floración.
Se cortan ramas laterales, todavía verdes, en secciones de aproximadamente 10 o 15 cm, eliminando las puntas blandas.
Se aplica hormona de enraizar y se entierran hasta la mitad en un sustrato húmedo (turba y perlita en partes iguales). Como las estacas son de material tierno, pueden perder humedad, por lo que es recomendable cubrirlas con un polietileno u otra cobertura.
En la primavera siguiente ya deberían estar enraizadas. Pero igual que ocurre con las de madera dura, son sensibles al trasplante, por lo que es recomendable esperar hasta el siguiente otoño para pasarlas al lugar definitivo.
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