Con los primeros días de calor, el ritmo del jardín se acelera y debemos adelantarnos a los cambios de la nueva temporada. Una guía fácil y útil de lo que podés hacer.
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Después de la paz invernal llega la época de las flores. Los ritmos se aceleran porque todo comienza a desarrollarse precipitadamente. Rebrotan las especies caducas que ahora comienzan a protegernos del sol. En el jardín, un árbol o arbusto en flor atestiguan que el ciclo de vida no se detiene.
Con la primavera comienza el calor y la actividad de las hormigas. En cada recorrida por el jardín conviene llevar una bolsita de cebo para aplicarlo en el camino.
Durante la primavera, también debemos prestar más atención a los ataques de plagas y enfermedades: Pulgones, cochinillas y royas predominan en esta época y también aparecen las enfermedades producidas por hongos. Por eso es importante realizar tratamientos preventivos en el jardín.
¿Qué podemos hacer antes de la primavera?
- El comienzo de la primavera es una buena oportunidad para preparar esquejes de plantas herbáceas y arbustos, como aljabas, geranios, lantanas, hortensias, salvias, lavandas y romeros.
- Los riegos en el jardín aumentan con el calor a medida que se acerca la primavera. Es momento de regar abundantemente las azaleas en flor.
- Es recomendable sacar los yuyos apenas aparecen para que sea más sencillo. No arrancar las malezas si la tierra está muy seca porque se descalza el resto de las plantas. Lo ideal es hacerlo después de una buena lluvia, cuando el jardín está blando.
- A medida que se acerca la primavera, conviene poner tutores a las herbáceas para que crezcan bien formadas. Por ejemplo, en aquilegias, espuelas de caballero, penstemon, conejito y salvias.
- Ir cortando las flores pasadas a medida que florecen para prolongar la floración.
- Cortar el follaje de los bulbos que florecieron en invierno sólo cuando estén amarillos porque las hojas verdes contienen nutrientes que deben retornar al bulbo.
- Podar las hojas secas de las gramíneas cuando se asoman los primeros brotes nuevos de primavera para poder bajar la altura de corte a 30em del suelo. De este modo no se dañan las que comienzan a aparecer.
Los riegos aumentan a medida que aumentan las temperaturas. La frecuencia dependerá de la especie, el tipo de suelo y las condiciones climáticas de la zona.
- Revisar las plantas injertadas y podar todas las ramas (chupones) que crecieron por debajo del injerto.
- Fertilizar una vez todos los árboles recién plantados con un fertilizante de liberación lenta N-P-K + Fe. La dosis indicada es de aproximadamente 100g por árbol, aplicada en la zona de proyección de la copa.
- Fertilizar los céspedes de bermuda o gramilla que hayan sufrido fuertes heladas. Hacerlo a principios de la primavera con urea (1kg por cada 100m?) para lograr un rápido reverdecer. Evitar la sobredosis o la aplicación no uniforme que quemará el césped. Después de la fertilización, regar inmediatamente.