Del suelo depende el éxito o el fracaso del jardín. Asegurar que sea rico en nutrientes es el punto de partida para un jardín sano y productivo. Te contamos cuáles son los “remedios naturales” para lograrlo.
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El suelo no es sólo el anclaje de la planta, tiene otra función indispensable y vital como proveedor de nutrientes. Para desarrollarse, las plantas necesitan un suelo fértil, rico en materia orgánica. Cuando no es el adecuado, el crecimiento se limita.
Un buen suelo comienza con una capa superficial oscura que, cuanto más profunda, es mejor. Su color se debe a la descomposición de restos orgánicos por la acción de microorganismos, insectos y otros animales.
¿Cómo mejorarlo?
Existen correctores de textura, estructura, pH y componentes químicos.
La arena gruesa, vermiculita y la perlita son correctores que vuelven los suelos más livianos y permeables pero no aportan nutrientes.
La resaca, el humus de lombriz, el estiércol, las harinas de hueso, el compost, la pinocha y las cenizas de madera son de origen orgánico. Por lo tanto, aportan nutrientes, además de alivianar el suelo. En algunos casos, también ayudan a corregir el pH.
- Arena gruesa: hace que los suelos se vuelvan más permeables. Debemos usar arenas gruesas porque las que se usan en construcción no son las adecuadas. El volumen de arena deberá ser menor a la tercera parte del total.
- Perlita: es un material muy efectivo para aflojar los suelos, ya que los vuelve más sueltos y permeables. Sólo es apto para macetas, si se aplica en canteros se dispersará por el parque.
- Vermiculita: es un mineral parecido a la mica. Se utiliza como texturador para mejorar la porosidad y la retención de agua en el suelo.
- Pinocha: son hojas de pino trituradas y estacionadas. Se usan para alivianar el sustrato y bajar el pH (aumentar la acidez).
- Resaca: es materia orgánica descompuesta proveniente de la orilla de los ríos o bañados. Mejora la estructura del suelo, aporta nutrientes y equilibra el pH.
- Turba: es un mineral que se origina a partir de la lenta descomposción de materia orgánica vegetal. Hay distintos tipos según su origen. Aliviana el suelo, retiene el agua y baja el pH.
- Humus de lombriz: se forma a partir de la descomposición de residuos de origen orgánico transformados por la lombriz roja californiana. Es un sustrato muy rico en materia orgánica y nutrientes.
- Harina de hueso: este abono de origen animal, igual que la sangre seca o la harina de pescado, es una buena fuente de fósforo. Contiene muchos nutrientes pero no mejora la textura del suelo. No es conveniente cuando hay perros en el jardín ya que excavan donde fue aplicada.
- Compost: resulta de la descomposición de restos del jardín y la cocina. Es muy recomendable por su aporte de materia orgánica y para mejorar la textura del suelo.
- Estiércol: puede provenir de caballos, vacas, cerdos o aves de corral. Lo aconsejables es usarlo fermentado y seco. Constituye una muy buena fuente de nitrógeno.
- Otros: la cama de champiñón, la cama de caballo, el guano de ave y otros se pueden usar de acuerdo con la disponibilidad regional.
Ventajas de los abonos orgánicos
- Alivianan suelos pesados
- Mejoran la retención de agua y nutrientes en los suelos arenosos
- Aportan nutrientes en forma natural
- Pueden agregarse en grandes cantidades sin temor a cometer excesos
Cómo fabricar abono líquido orgánico
Con plantas de ortiga o consulda se puede preparar fertilizante líquido orgánico.
- Juntar plantas de ortiga o consulda protegiendo las manos ya que tienen pelos urticantes. Colocarlas en un recipiente con 10l de agua cada 1k de plantas.
- Mezclar hasta que quede sumergido, tapar y volver a revolver cada tanto durante varias semanas.
- Cuando la mezcla esté podrida, se filtra y se emplea una parte en 10 de agua para regar.
- La materia sólida que queda se puede usar en el compost.
Los abonos líquidos tienen un olor desagradable cuando se los prepara, pero lo pierden al incorporarlos en el suelo.
Fuente: Jardinería Práctica. Ediciones Jardín