Para principiantes, explicaciones claras y sencillas.
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Podar es una práctica muy frecuente en los rosales y se realiza para obtener una mejor floración, para que la planta sea más compacta o para sacar ramas muertas, débiles, secas o entrecruzadas.
Las podas varían según el tipo de rosal y la propia planta nos va guiando en sus necesidades.
Suele hacerse a partir del segundo año de plantado, ya que antes no es necesario.
- Realizar una poda fuerte, dejando 3 o 4 tallos por planta a una altura de 30 o 40 cm desde la base del rosal. El corte de hace a 45 grados y a 1 cm por encima de la yema. Hay que dejar el centro de la planta abierto para que tenga mejor aireación y contraiga menos enfermedades.
- Cortar por encima de la yema y retirar tallos secos por donde puedan entrar enfermedades. De esta forma dejaremos solo de 3 a 5 tallos fuertes por planta.
- Cortar con un serrucho las ramas gruesas para dejar el centro de la planta despejado.
- Corte correcto: a 45 grados y a 1 cm de la yema.
“Las tijeras que usemos deben estar afiladas y limpias, para evitar transmitir enfermedades. Pueden enjuagarse con lavandina y agua entre la poda de un rosal y otro.”
LA NACION
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