Cómo lograr que el jardín se integre con el interior de la casa
Una pareja de arquitectos compró una casa en Caballito y transformó el jardín, que era solo un rectángulo de césped, en una habitación más de la vivienda
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PARA LA NACIONEugenia Anaya
La idea del proyecto fue lograr una continuidad interior-exterior, tanto visual como físicamente. El jardín presentaba únicamente pasto y las altas medianeras estaban sin vegetación, solo asomaba la copa del árbol de la vereda. El segundo patio, al fondo del terreno, estaba vacío y en desuso.
Cuando una pareja de arquitectos con sus tres hijos se mudó a esta casa en el barrio de Caballito comenzó la remodelación y la integración de los espacios. El proyecto de paisajismo estuvo a cargo de Teresa Sarmiento y Violeta Ossani, ambas arquitectas, con el que lograron que el jardín delantero y el patio trasero funcionaran como fuelles y generaran un límite visual más largo en relación con las construcciones vecinas.
El desafío fue que los patios de convirtieran en una habitación más, de continuidad visual con el interior.
Se eliminó el césped y se recubrió el sector con tablas de madera en desuso. El desfasaje de las tablas de madera del solado conforman los canteros contra las medianeras, con especies de follaje de gran tamaño como: Alocasia odora, Acanthus mollis, Hedychium sp. y Salvia guaranitica. Los altos muros se cubrieron con Parthenocissus quinquefolia creando una verdadera “caja” verde.
En un rincón se sumó una parrilla de chapa que fue colocada sobre losetas de cemento para evitar el daño del solado por las chispas. La rodea un cantero con Plectranthus ‘Mona Lavender’.
Las maderas de descarte se usaron para “vestir” el muro del patio posterior y darle marco a los helechos Asplenium nidus avis y Nephrolepis exaltata dispuestos a distintas alturas en contenedores.
Hoy los espacios exteriores actúan como soporte para albergar usos flexibles. La vegetación autóctona y exótica seleccionada es de bajo mantenimiento y contribuye a atraer la fauna local. Al atravesar la puerta de entrada, aparece un oasis inesperado en continuidad visual con el interior.
Por Eugenia Anaya
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