En los últimos años se ha observado en jardines un aumento significativo de rosales con síntomas de una enfermedad muy particular llamada “agalla de corona” o “cáncer vegetal”. Cuáles son las causas y qué hacer si ataca a nuestras plantas.
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La “agalla de corona” es una enfermedad de amplia distribución mundial, causada por la bacteria llamada Agrobacterium tumefaciens de la familia Rhizobiaceae.
¿Cómo identificarla?
El síntoma característico de la enfermedad son tumores que mantienen la coloración y la textura del resto de la corteza.
En los jardines, los rosales afectados de más de dos años de edad presentan las agallas generalmente en la base del tronco, y en menor cantidad a lo largo de este, en los puntos de poda o en las ramas.
A pesar de la enfermedad las plantas siguen creciendo y floreciendo sin efectos aparentes; pero quedan expuestas a otros patógenos de suelo que pueden penetrar por las agallas decadentes y producir otras enfermedades; además son más susceptibles de padecer estrés hídrico y de sufrir daños provocados por heladas.
Promediando un año de la infección las agallas limitan el aporte de agua y nutrientes al rosal, lo que impacta en el crecimiento y producción floral, y en ocasiones llegan incluso a provocar su muerte.
¿Qué hacer?
- Es importante hacer un manejo preventivo para evitar la propagación bacteriana en todo el jardín. Las bacterias se dispersan por la remoción del suelo, el agua de riego, la escorrentía por lluvias, las suelas de los calzados y por la maquinaria utilizada para las labores de jardinería.
- Es muy peligroso el contagio mediante instrumentos contaminados como cuchillos y podadoras, por lo que evitemos todas las prácticas que puedan generar heridas en el tejido.
- Si va a comprar un rosal, realice una inspección minuciosa, y si observa algún tumor –por más pequeño que sea– desista de su compra (idealmente el rosal producido en un vivero debería estar certificado como libre de agallas).
- Si lamentablemente tiene plantas afectadas, no trate de curarlas, retírelas y en ese lugar plante monocotiledóneas, que son inmunes a la enfermedad.
- Acidificar regularmente el suelo mediante riego con agua y vinagre de alcohol o ácido cítrico
- Evitar los movimientos de suelo de un lado a otro del jardín.
- Controlar plagas de suelo (grillo topo, gusanos cortadores).
- Cuidado con el agua de riego si se obtiene de estanques o fuentes superficiales, pero si es agua de pozo no hay peligro de presencia de la bacteria.
- Al podar, tratar las heridas (cubrir con cicatrizantes).
- Al momento de la poda, desinfectar las herramientas entre plantas con algún desinfectante (lavandina diluida, hipoclorito de calcio, alcohol 70%).