Una opción liviana, económica y práctica para cultivar tus propias verduras y aromáticas y poder “mudarlas” de acuerdo a las necesidades de sol.
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La falta de espacio no es excusa para tener una huerta o, al menos, cultivar algunas especies para consumo personal en casa. Las aromáticas, por ejemplo, necesitan poco espacio y aseguran una dosis de frescura y sabor siempre frescas y a mano cuando se las cultiva en casa.
Tampoco se necesitan grandes inversiones para armar un sector de huerta y el peso de las macetas no tiene por qué ser un impedimento. Una vez tachadas esas excusas, llega la solución práctica que necesitabas: plantar tu huerta en bolsas.
Ventajas de plantar en bolsas
Las ventajas son muchas: en patios y terrazas es una solución práctica, económica y liviana. Además, al ser transportable, la ubicamos en el lugar donde mejor de el sol y la movemos de acuerdo a la época del año.
Se pueden cultivar todo tipo de verduras y aromáticas. Hay bolsas industrializadas que se consiguen en los viveros, están fabricadas con material geotextil y hay de diferentes tamaños y formatos, incluso algunas vienen preparadas para colgar.
Un punto importante a tener en cuenta es el sustrato. No importa qué tipo de contenedor usemos, pero si el sustrato es pobre o no es el adecuado, el trabajo será inútil.
Las plantas de la huerta cultivadas en contenedor merecen un esfuerzo extra que beneficie su crecimiento y desarrollo en la medida de lo posible, por eso debemos asegurarnos de ofrecerles tierra de calidad, rica en nutrientes, que esté suelta y tenga capacidad de retener cierta humedad. Agregar una dosis de humus de lombriz siempre es una buena opción.
El mulching o acolchado también beneficiará a las raíces. Esta técnica consiste en cubrir el sustrato de la huerta con paja, corteza de pino, o algún otro material orgánico para que proteja las raíces de las heladas en invierno y del calor extremo en verano, logrando también que la tierra retenga más humedad.
LA NACION