Una guía de los alimentos que no pueden faltar en tu huerta para lucir una piel sana y radiante.
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Nuestra piel es la primera barrera contra los gérmenes, los productos químicos, los rayos ultravioletas y otras agresiones externas. La calidad de la piel está influenciada por una serie de factores, entre los que se encuentran la dieta y el estilo de vida.
Una dieta sana y equilibrada, que contenga nutrientes respetuosos para la piel y abundantes líquidos hidratantes, contribuirá a mejorar su apariencia y ayudarla a protegernos del daño de los rayos UV.
Tanto los macronutrientes (proteínas, grasas y carbohidratos) como los micronutrientes (vitaminas y minerales) son necesarios para tener una piel sana y radiante y muchos provienen de frutas y verduras que podemos cultivar en casa, sin mucho esfuerzo.
De la huerta a tu piel
Para armar una huerta que cumpla con las necesidades nutricionales de nuestra piel, esta es una guía rápida de lo que no puede faltar.
- Frutas y verduras de colores brillantes, porque contienen carotenoides y pueden reducir la sensibilidad de nuestra piel al sol, por eso resultan efectivos para prevenir signos de envejecimiento como las arrugas: calabaza, zanahoria, naranja, morrón, brócoli, repollitos de Bruselas y espinaca.
- Frutas y verduras rojas porque contienen licopeno, un poderoso antioxidante que ayuda a proteger las células de la piel de los factores externos: tomate, sandía, pomelo rosado.
- Frutas y verduras de color naranja, como las batatas y las zanahorias, que proporcionan betacaroteno, un pigmento que el organismo convierte luego en vitamina A, imprescindible para la piel.
- Morrones, kiwis y frutillas son una excelente fuente de vitamina C, que es vital para la producción de colágeno, mucho mejor se absorberán si se combinan con frutas cítricas que contienen bioflavonoides, ya que ayudan a que la vitamina C funcione de manera más efectiva.
- Al incluir hojas de color verde oscuro, se proporcionan antioxidantes que ayudan a proteger el colágeno de la piel, mientras que otras adiciones útiles, como las semillas de granada, proporcionan sustancias químicas vegetales que ayudan a regular el flujo sanguíneo de la piel.