Los desniveles son un desafío pero existen muchas opciones de diseño que te ayudan a resolverlos.
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En muchas ocasiones, los jardines cuentan con desniveles, ya sea por estar en un bosque o campo, o incluso en casas de barrio cerrado, hacia una laguna o río. En tales casos, es necesario generar aterrazados, plantear escaleras, laterales y pronunciadas, o acompañar la pendiente natural. La premisa es utilizar los desniveles a favor, para generar espacios como fogoneros, galerías o pileta, para integrar los espacios a la arquitectura y también, y sentirse en medio del paisaje.
Desafíos del desnivel
Los jardines en desnivel pueden ser desafiantes porque la erosión del suelo se acentúa en la pendiente. Esto es generado, en parte, por el agua de lluvia y la falta de vegetación. En este sentido, crear zonas de canteros o matas de vegetación se complica, del mismo modo que generar barreras naturales o artificiales para generar privacidad. Mantener un jardín en desnivel también puede ser más complejo que un jardín normal, si hay pasto o especies que requieren recortes, o en zonas de nieve o lluvias frecuentes. En la mayoría de los casos, será necesario realizar excavaciones niveladas, para sujetarlas mediante piedras, listones o durmientes de maderas o rocas, que pueden ser del lugar; también se pueden recubrir con diversos materiales, lo que marcará la estética y definirá el mantenimiento.
Para tener en cuenta
Antes de comenzar, es importante tener algunos recaudos mínimos:
- Contar con un mínimo recubrimiento vegetal, que disminuya el poder de erosión de la lluvia.
- Como norma general, un desnivel no debiera ser superior a un 33 %.
- El riego debería estar al pie de la planta, ajustado a los requerimientos de cada planta, evitando que se escurra demasiado líquido hacia abajo.
- Si la pendiente es extrema, se puede proteger el suelo con mantas orgánicas, hasta que la vegetación logre su recubrimiento ideal.
- Las pendientes se pueden revestir con plantas tapizantes y arbustivas, como gramíneas ornamentales (como gauras), o alguna lavanda, o plantas rusticas de bajo consumo; y combinar diferentes especies para lograr naturalidad.
Algunas opciones
Durmientes de quebracho: El material óptimo para aterrazado son durmientes de vías en desuso o listones de quebracho nuevos. Las medidas aproximadas son de 2 a 2,70 metros de largo por 24 cm de ancho y 12 cm de espesor. También pueden realizarse con tablas nuevas de quebracho de 6 cm de espesor (no menos, para que no se pudra). Las tablas horizontales que sostienen el terraplenado deben sujetarse atornilladas a los puntales verticales. Los puntales deben estar cementados y fijados con tensores colocados en sentido opuesto. Es necesario para que puedan sostener el “empuje” de la tierra.
Muros de contención: Si la idea es impedir que el terreno se erosione y la tierra permanezca en su sitio, así como facilitar el drenaje, los muros de contención son ideales para el los desniveles. Emprolijan, trazan y definen espacios y también, las zonas superiores, pueden utilizarse como canteros y colocar especies que resistan y den armonía.
Escaleras con piedra y madera: Son pasos que comunican sectores, y que presentan leves desniveles para acompañar el terreno. Los escalones pueden ser con tablones de madera, para que sean cómodos para bajar. Con varillas de hierro para que no se deslicen al usarlas. Los escalones deben tener un mínimo de 15cm mientras que la pisada oscila entre los 30 y 60 cm. Se puede rellenar con tierra del jardín o piedras, para aguantar por 10 a 15 años, luego de lo cual es ideal reemplazarlas por estética y seguridad.
Piedras: Las piedras también pueden ser una opción para muros de contención. Además, cuando no tienen argamasa para unir las piedras, en los intersticios algunas especies de plantas rastreras pueden aparecer o pueden ser colocadas especialmente. Deberán ser especies de porte pequeño, con un sustrato consistente como para sostenerlas. Las piedras o sectores con hormigón o baldosas, también son formas de trazar caminos, algo que solo se usa en taludes con poco desnivel. Pueden estar enmarcados en piedras o pasto, incluso flanqueados por otro tipo de vegetación que haga de marco visual. Si es una zona donde abunda la piedra, además será más económico. Para una mejor contención, deberán tener entre 50 y 60 cm.
Estanques: Un pequeño espacio de estanque también puede ser idóneo para enmarcar un desnivel. Por un lado, brinda humedad al ambiente, y por el otro, logra que las plantas demanden menos agua, al tener sus follajes hidratados. Los nenúfares, por ejemplo, mantienen el agua oxigenada y aportan su color y son un gran punto de interés.
Diseñar el uso
Aprovechar el desnivel implica plantear diferentes “situaciones de uso” en las diversas alturas. En este sentido, un salón exterior puede conducir a un área de césped, o un revestimiento cerámico definir la zona de pileta con ducha, unos caminos de piedra conducir a un sector de descanso o fogonero, más íntimo y reparado por la vegetación. Es importante que una inclinación mínima garantice la evacuación del exceso de humedad. La clave es utilizar las herramientas disponibles para hacer del desnivel una parte del diseño, y del entorno un espacio para disfrutar, a cada hora del día.