En el Vivero Acuático Naturalia, ubicado en la localidad de Guernica, Javier Egner cultiva plantas del grupo de las conocidas como orejas de elefante, entre tantas otras, y nos comparte su experiencia.
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El género Colocasia comprende cerca de 30 especies distribuidas por casi toda Asia y pertenecen a la familia Araceae. Son plantas monocotiledóneas, angiospermas y se encuentran dentro del grupo de las que normalmente conocemos como “orejas de elefante”, como sus primas hermanas las alocasias.
En muchos casos presentan hojas extremadamente brillosas y hasta tornasoladas, lisas, a rayas o marmoladas, que van desde los tonos verde limón al negro, con manchas violetas, rosadas e incluso tonos fucsias, y también variegadas.
En algunas variedades sus tallos son extremadamente llamativos, como el caso de Colocasia ‘Lemon Lime Gecko’, que presenta tonos blancos completamente rayados en violeta, o la Colocasia ‘Hawaiian Punch’, de tallos color rojo sangre si el lugar de cultivo es a sol pleno.
Las hay en todos los tamaños: variedades chicas desde 50 cm hasta las más grandes que superan los 2 metros de altura. El tamaño del contenedor, la fertilización o si el cultivo es en suelo influirán directamente en su crecimiento.
Son plantas de desarrollo rápido y extremadamente versátiles en cuanto a su cultivo. Pueden estar situadas desde mediasombra hasta en sol pleno. Se cultivan también en canteros con riego de normal a abundante, y hasta toleran estar encharcadas o dentro del agua, lo cual las hace ideales para los estanques.
En el vivero Naturalia pueden verse creciendo en los márgenes de los espejos de agua y hasta plantadas en la zona del jardín con suelo común, incluso sin riego. Prosperan perfectamente en macetas con drenaje.
Lo ideal es que el sustrato sea rico en materia orgánica. Sin embargo, si se utilizan contenedores sin agujeros y se mantienen encharcadas (con un máximo de hasta 8 cm de agua sobre el barro) siempre hay que utilizar tierra común, sin agregado de materia orgánica, ya que al estar saturada de agua se fermentará y puede producir podredumbres en sus raíces.
Así, van bien en balcones, en el exterior o en algún lugar parecido a un jardín de invierno, pero no son recomendables para interiores.
En cuanto al clima, también son muy adaptables. Crecen bien en regiones tropicales y en zonas bastante frías y con heladas.
Las plantas que están en el jardín, durante esta época con heladas, pierden completamente su follaje y rebrotan sin problema con la llegada de los días cálidos de la primavera. Las que producen para el mercado, al estar dentro de un invernadero, conservan su follaje casi intacto.
Cuidados primaverales
Después de su período de reposo invernal y con la llegada de temperaturas más amigables durante la primavera comenzará a elevarse la circulación de savia y rápidamente despertarán. Ese es el momento indicado para realizar la primera fertilización, la más importante ya que producirá rápidamente un aumento notorio en su follaje.
Deberán usarse fertilizantes con alto contenido de nitrógeno para favorecer el desarrollo foliar, ya sean inorgánicos u orgánicos, como por ejemplo humus de lombriz; si están dentro de un estanque, se usará alguno específico para plantas acuáticas.
Durante la primavera también será la época ideal para realizar trasplantes y divisiones. Al ser plantas de desarrollo rápido, algunas variedades amacollan fácilmente y si están cultivadas en macetas y no se las divide y fertiliza correctamente se quedarán sin nutrientes en el suelo y perderán vigor muy notoriamente.
Cómo dividirlas
La reproducción es principalmente por división de matas. Muchas variedades producen estolones muy largos que forman plántulas en sus extremos. Cuando se observa que las primeras hojas comienzan a aparecer en los nuevos plantines y su desarrollo radicular es de al menos 5 centímetros de largo es el momento de cortar los estolones con las nuevas plántulas formadas, que ya están listas para ser plantadas.
En otros casos forman plántulas sin estolones, muy juntas a la planta madre. Cuando tienen un tamaño adecuado y al menos la primera hoja formada, con la ayuda de un cuchillo afilado, deberá realizarse una incisión para separar los nuevos hijos, retirar uno por uno y enmacetar para continuar ampliando la producción propia.
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