Es una hortaliza indicada para cultivar en jardines e incluso en macetas grandes y, si el clima es el indicado, suele dar resultados generosos.
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La coliflor es una variedad de col llamada Brassica oleracea va r. botrytis. Sus compuestos azufrados son responsables del olor desagradable que a veces sentimos durante su cocción; sin embargo, es la hortaliza de más fácil digestión en el grupo de las coles.
Se la considera una buena fuente de fibra, vitamina C, vitamina B6, ácido fólico, vitamina B5 y, en menor proporción, aporta minerales y otras vitaminas del grupo B.
Necesita temperaturas de entre 15° y 22º C para desarrollarse. La germinación de la semilla de coliflor se produce a los tres o cuatro días de la siembra, cuando la temperatura está comprendida entre los 12° y 14° C. El mínimo vegetativo se encuentra entre 1° y 5° C, temperaturas que hacen que la germinación de las semillas tarde entre 10 y 14 días.
Existen variedades tempranas o tardías. Las tempranas resisten mejor el calor, como la ‘Súper Bola de Nieve’ (Super Snowball), que se cosecha a los 55 días del trasplante y no demanda temperaturas especialmente bajas.
La ‘Bola de Nieve Temprana’ (Early Snowball) se cosecha a los 65 días del trasplante.
Las llamada coliflor de invierno es la que tiene un alto requerimiento de frío.
Es una hortaliza indicada para cultivo en jardines e incluso en macetas grandes y, si el clima es el indicado, suele dar resultados generosos, versátiles para incorporar en las comidas.
¿Cómo se siembra?
El cultivo se inicia en almácigo. Las tempranas se siembran de octubre a diciembre, se trasplantan de diciembre a enero y se cosechan en marzo o abril.
Las variedades tardías, en cambio, se arrancan en almácigo a partir de marzo o abril, para trasplantar en mayo o junio y obtener la cosecha hacia agosto y septiembre. En este caso el ciclo alcanza unos 200 días.
El trasplante se aplica en surcos con una distancia de 70 a 90 cm, con alrededor de 50 cm entre plantas si son variedades tempranas y 70 a 80 si son variedades tardías.
Algunas de las asociaciones más favorables para la coliflor son la papa y la cebolla. Plantar romero cerca ayuda a ahuyentar parásitos
Suelo, riego y cuidados
La coliflor requiere un período de frío para que se forme la flor, es decir, esa inflorescencia llamada pella o cabeza. Lo ideal es acompañar con 16° a 18° C su crecimiento. La flor resiste mejor las heladas cuantas más hojas la recubran.
Son plantas ideales para suelos neutros, aunque se adaptan bien al pH, pero no a suelos calizos. Se beneficia de suelos bien abonados a base de compost, con buena retención de agua.
Es un cultivo exigente en nutrientes: ávido de nitrógeno, principalmente en los primeros dos tercios de su cultivo. También el potasio es muy importante para obtener una cosecha de calidad y brinda resistencia a condiciones ambientales adversas o al ataque de plagas. La falta de potasio provoca un acortamiento de los entrenudos y pigmentación violácea en las nervaduras de las hojas.
Cuando el cultivo alcanza los 25 cm de alto, aproximadamente, se aconseja aporcarlas. El recalce (añadir tierra en la base de la planta) será necesario en variedades de porte alto, para evitar que se caigan.
Las hojas más tiernas que rodean la pella pueden consumirse de la misma forma que la acelga
En cuanto al riego, la superficie de la tierra debe mantenerse húmeda, evitando los encharcamientos a toda costa. Suele funcionar un mínimo de 3 riegos semanales, pero en los suelos muy arenosos o cuando el agua es alta en sal hay que aumentar la frecuencia.
Cuando la coliflor alcanza su tamaño ideal, pero aún se siente firme a la presión de los dedos, es el momento de cosecharla. Se hace a cuchillo, cortando la “flor” o cabeza acompañada de algunas hojas de protección.
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