Si se la utiliza como decorativa en ambientes interiores no hay problemas. En cambio, cuando se instala sobre los árboles en grandes cantidades, su efecto puede ser muy negativo.
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El clavel del aire es una adversidad y a la vez una hermosa planta ornamental. De la familia de las bromeliáceas, pertenece al género Tillandsia. Es una planta que tiene un sistema radical muy reducido, con la única función de sostén, mientras que la absorción de agua y nutrientes la realiza mediante unas estructuras llamadas tricomas, ubicadas en las hojas.
Por esta razón es una planta epífita, que cumple su ciclo de vida ubicándose sobre plantas leñosas. Frecuentemente se la ve sobre cedros, pinos, cipreses, ginkgos, robles y prunus en general, pero en los últimos años ha “adoptado” muchas otras especies leñosas de los jardines urbanos del centro y norte del país.
Clavel del aire como ornamental
Con la ventaja de que tenemos muchas especies nativas, su aspecto es agradable y los requerimientos de mantenimiento son escasos, puede ser utilizada para decorar diferentes espacios.
Tiene una muy atractiva floración primaveral, con tres sépalos rosados y tres pétalos azules. Se adapta a ser utilizada como planta decorativa, ya que –aprovechando sus hábitos epífitos– se adhiere a distintos tipos de soportes, incluidos trozos de madera o corteza, troncos secos, cuadros vivos, jardines verticales, etc.
Cuando están sobre nuetros árboles, poco a poco se observa un efecto perjudicial que ha venido en aumento en las últimas décadas
Un estudio realizado recientemente sobre 22 jardines de la ciudad de Córdoba determinó que hay un total de 40 especies afectadas, 9 nativas y 31 exóticas. De las especies nativas, las más invadidas fueron el algarrobo blanco, el espinillo, el tala, el chañar, el garabato y la sombra de toro.
En los jardines y espacios verdes de nuestro país, se encuentran en mayor proporción habitando árboles añosos, pero recientemente muchos árboles jóvenes están siendo invadidos, debido a modificaciones del ambiente que resultaron favorables para la proliferación del clavel del aire.
¿Por qué un “hermoso enemigo”?
Porque perjudica a los árboles que habita. Aunque los usa solamente como soporte y no los parasita nutricionalmente, cuando su presencia es en grandes cantidades, afecta el crecimiento normal de los árboles por un tipo de parasitosis llamada “mecánica”.
No hay parasitismo (extracción de nutrientes del árbol por el clavel del aire), pero a causa del sombreado que produce cuando el grado de invasión es importante, transforma a estas hermosas plantas en verdaderas malezas que compiten por la luz y aireación con sus hospedantes, dificultan su fotosíntesis, respiración y transpiración, e impiden el crecimiento normal del árbol a tal punto que, en casos extremos, lo llevan a su muerte.
Además, se ha observado que el clavel del aire es hospedante de insectos y ácaros, plagas que no lo afectan a él pero sí al árbol.
Se conoce una gran proliferación de estas plantas, cubriendo totalmente árboles nativos muertos en varias reservas naturales del país.
¿Cómo proteger nuestros árboles del clavel del aire?
Para controlar esta planta, se comienza realizando a fin del invierno una correcta poda de limpieza en nuestros árboles, eliminando las ramas secas que pudiera haber (ya que éstas son las primeras en ser colonizadas por el clavel del aire). Lamentablemente, esta práctica ayuda, pero no nos garantiza la ausencia futura de claveles del aire. Ante su aparición, es conveniente controlarlos sin esperar mucho tiempo.
La extracción manual de las plantas es una práctica relativamente sencilla y eficiente en arbustos y arbolillos, pero se dificulta cuando se trata de árboles de primera magnitud. En estos casos, es más adecuado recurrir a métodos alternativos de control; los más recomendados son:
- Control con productos no tóxicos. Hay una combinación muy eficaz y fácil de preparar: es la del sulfato de cobre y el bicarbonato de sodio. Hacer una solución que contenga 2,5 gramos de bicarbonato de sodio por litro de agua (solución A); otra con 2 gramos de sulfato de cobre por litro de agua (solución B). Guardarlas por separado en lugar oscuro y fresco. Al momento de utilizarse, mezclar iguales volúmenes de las soluciones A y B en un pulverizador, e inmediatamente pulverizar las plantas de clavel del aire. Repetir a los 10 días.
- Control hidráulico. Consiste en el empleo de agua a alta presión para arrancar el clavel del aire. Un compresor y “lanza” comúnmente utilizada para lavar automóviles, veredas y frentes es adecuada para esta tarea. Se debe graduar la presión o la distancia de la lanza aplicadora a la zona blanco, para no lesionar a los árboles invadidos. Pero cuando se trata de árboles de hoja persistente, esta metodología se dificulta, por lo que sólo es recomendable para especies caducas y en el período de reposo.
- Control químico. Los productos recomendados no son sistémicos, pues el clavel del aire no está parasitando al árbol atacado. Entonces los métodos de píldoras fitosanitarias no resultan efectivos. Existen fungicidas que, en una dosis mayor a la recomendada para hongos, mata al clavel del aire sin afectar al árbol invadido. Se trata de los fungicidas líquidos cúpricos (a base de sulfato de cobre pentahidratado) que, en una dilución de un tercio del producto y dos tercios de agua, resultan muy efectivos. Otro agroquímico eficiente se basa en el principio activo simazina. En este caso, se trata de un herbicida que ha tenido muy buen resultado cuando fue pulverizado en árboles de hoja caduca que ya han perdido el follaje en otoño-invierno.