En tartas, postres y chutneys son una fuente de vitaminas, sabor y color que en esta estación del año alcanza su máximo esplendor
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Con el verano llegan las frutas de carozo. Una de las más sabrosas, versátiles y saludables mantiene un bajo perfil sorprendente: la ciruela. Aunque suele ser “actriz de reparto” ante estrellas como los duraznos y las cerezas, prestemos atención a esta pequeña maravilla, que tiene mucho que ofrecer.
¿Por qué consumir ciruelas?
Las propiedades de la ciruela son muchísimas, especialmente considerando el poco marketing que tiene en comparación con los célebres “superalimentos” o las frutas finas de verano.
Quizá pocos sepan que la Argentina es uno de los mejores productores mundiales de ciruela, lo que nos acerca el lujo de encontrar la fruta en su mejor momento y mayor abundancia a la vuelta de la esquina, sin sufrir congelamientos ni viajes largos.
La ciruela tiene gran cantidad de fibra: aporta vitaminas C, K y potasio; además de sorbitol, el compuesto que le transfiere propiedades laxantes (claro que moderadas, a no preocuparse).
Dentro del reino vegetal, es considerada una buena fuente de hierro, un valor singular para quienes batallan contra la anemia.
En materia culinaria, no podríamos pedirle más: el equilibrio de dulzor y acidez en la ciruela la hacen única. Por este tono ácido es que sus dulces y mermeladas son de los mejores y nunca resultan empalagosos.
Las clásicas tartas de ciruela se apoyan en este mismo balance de dulzor y un leve “punch” ácido en su interior que acompaña de mil maravillas a las masas quebradas y mantecosas.
La Argentina es uno de los mejores productores mundiales de ciruela.
Cuando nos adentramos en materia de cocina saludable, todavía valen más aplausos para la ciruela.
Es saciadora y sabrosa, además de ser buena compañía para platos dulces y salados: facilita el camino para incluir frutas no sólo en los postres, sino también junto a carnes, por ejemplo, en forma de chutneys o salsas.
El toque de color que la ciruela suma adonde se presenta nos llena los ojos antes que el estómago.
¿Cómo cocinar con ciruelas?
Aprovechemos la estación para comerlas frescas y, cuando se acerque el otoño, preparemos conservas que nos permitan disfrutarla también en épocas frías, bajo la forma de mermeladas o chutneys.
La ciruela se lleva muy bien con la canela, el jengibre, el clavo. Va muy bien con vino tinto (por ejemplo, en reducciones para salsear carnes), con almendras y con vainilla.
Las ciruelas rojas son más dulces que las amarillas. Las de piel violácea o casi negra son las mejores para cocinar, como las Remolacha o Santa Rosa. Las Gota de miel, muy suaves y dulces, carecen prácticamente del toque de acidez. y nunca resultan empalagosos.
Las clásicas tartas de ciruela se apoyan en este mismo balance de dulzor y un leve “punch” ácido en su interior que acompaña de mil maravillas a las masas quebradas y mantecosas.
Dos recetas con ciruelas
Jugo concentrado de ciruelas
Esta receta sirve para elaborar un jarabe concentrado de ciruelas, semejante a una mermelada rápida, pero con mucho menos azúcar. Existen muchas versiones similares que preparaban nuestros abuelos para aprovechar la fruta de quinta bien madura.
Se conserva dos o tres semanas en la heladera, bien tapado, y nos libra de los jugos en polvo con muchísimo frescor y sabor.
Ingredientes
● 1 kg de ciruelas, preferentemente remolacha (no se recomienda la variedad gota de miel, demasiado dulzona)
● 2 cdas. de azúcar mascabo (reemplazables por miel o stevia, pero tendrá una textura menos almibarada)
Procedimiento
Cortar las ciruelas en cuartos y llevarlas a una olla o cacerola con el azúcar o endulzante elegido.
No agregar agua. Tapar y calentar a fuego medio hasta que las ciruelas se desarmen y suelten todo su líquido natural.
Revolver sólo para integrar y apagar el fuego apenas se deshagan del todo, sin esperar a llegar al punto de una mermelada. Son unos diez minutos, no más.
Colar y conservar en la heladera.
Se sirven dos cucharaditas en un vaso, se agrega agua o soda y se revuelve.
Una vez servido, sedimenta en el fondo después de un rato, así que cuando se deje en reposo deberá volver a mezclarse antes de beber.
Vasitos de ciruela con crema de chocolate blanco y yogur
Este es un postre exprés, goloso y natural sin complicaciones. Puede incluso hacerse vegano, reemplazando el yogur natural por yogur de coco o de soja.
Ingredientes
● 200 g de ciruelas frescas (de la variedad preferida; recomendamos remolacha o santa rosa )
● 100 g de otras frutas rojas o de verano (frambuesas, arándanos, cerezas, damascos, duraznos)
● 125 g de chocolate blanco
● 125 g de yogur natural
● Granola o copos de cereales inflados
● Opcionales: coco en escamas, almendras tostadas fileteadas.
Procedimiento
Cortar el chocolate en trozos y derretirlo a baño de maría. Cuando esté fundido perfectamente, incorporar el yogur y mezclar hasta homogeneizar.
En vasitos individuales, alternar capas de esta crema, fruta fresca cortada en trozos pequeños y la granola o los cereales crocantes.
Si la fruta está fresca y en su punto, no hace falta endulzarla: la crema de chocolate será suficiente.
Pero los más golosos pueden completar las copas con un toque de miel, o macerar unos minutos la fruta en azúcar mascabo antes de preparar los vasitos.