Sus tonos vibrantes o sus formas complejas agregan vida y un toque de exotismo a nuestros rincones verdes. Te contamos cuáles son sus características principales y qué cuidados necesitan.
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Si bien la clasificación “plantas de interior” no existe en la naturaleza, es usado para hablar de esas especies que, llevadas a los interiores de las casas, oficinas o todo tipo de espacio cerrados, logran desarrollarse de maneras similares a como lo harían en los ambientes de los que son originarias.
En nuestros ambientes, está comprobado que su presencia colabora con una mejor calidad del aire, pero si tienen flores, además, aportan un plus de belleza, perfume, color o exotismo al rincón en el que están ubicadas. En esta nota te contamos las características y los cuidados de cinco especies que le van a sumar encanto a tu rincón verde.
Anthurium andraeanum
Nativa de los bosques húmedos de Colombia y Ecuador, esta especie fue descubierta en el año 1876 por el famoso paisajista francés Édouard André, durante un viaje de recolección por las estribaciones de los Andes subtropicales.
Es una planta herbácea, rizomatosa, con un tallo corto desde donde nacen hojas en forma de corazón, algo sagitadas, de color verde brillante. La porción más destacada de la inflorescencia en verdad es una hoja modificada llamada “espata”, de color rojo carmesí profundo. Las flores verdaderas aparecen sobre un espádice de color amarillo, generalmente curvo, con gran número de flores diminutas; cuando maduran y están listas para ser polinizadas, el espádice adquiere un aspecto brillante y húmedo.
Existen numerosos cultivares comerciales de la especie: con la espata blanca, rosada, naranja o matizada.
- Requiere condiciones de cultivo estrictas: un entorno muy húmedo y temperaturas elevadas (en invierno las temperaturas no deben bajar de los 15° C); no tolera descensos bruscos de temperatura por la noche.
- Prospera en un sustrato liviano, poroso, rico en materia orgánica y con un pH de entre 5 y 6. La posición ideal es la penumbra luminosa, nunca a plena luz o al sol directo, y lejos de posibles corrientes de aire.
- Necesita riego abundante; a veces agradece si se apoya la maceta en un plato con piedritas humedecidas, para favorecer además la humidificación del ambiente. En invierno hay que disminuir la frecuencia de riegos.
Todas las partes de la planta contienen oxalato de calcio, que al contacto con la piel puede producir irritaciones y molestias.
Vriesea splendens
Nativa de Brasil, esta bromelia epífita de porte entre medio y pequeño, de 40 a 45 cm de altura, posee hojas de borde liso, en general con estrías horizontales más oscuras. En su parte central nace una inflorescencia espectacular, en forma de espiga aplanada, con brácteas carmesí y dorado, formada por flores que carecen de pecíolo, de color amarillo y que asoman a partir del tercer año de edad de la planta.
- Requiere humedad (el centro de la planta debe conservar siempre agua) y no tolera el riego con aguas duras.
- Necesita luz intensa pero filtrada, y un sustrato poroso, liviano y rico en materia orgánica.
- El contenedor debe ser de un tamaño considerable, ya que tiene un sistema de raíces más grande que otras bromelias
Clerodendrum thomsoniae
Nativo de África tropical, es un subarbusto que se conduce como enredadera. Produce inflorescencias a lo largo de la estación cálida, que surgen en forma de cima sobre pedúnculos largos que llegan a medir 6 cm. En cada flor, el cáliz es de color blanco, con sépalos de forma lanceolada, abiertos; la corola está formada por un tubo alargado que se abre en cinco amplios lóbulos de color rojo. Del interior salen largos estambres y un estilo con el estigma engrosado. Los cálices persisten durante la fructificación, cuando cambian a un llamativo tono rosado.
- Requiere un sustrato suelto y bien drenado, de pH neutro o ligeramente ácido. Vegeta bien en semisombra, nunca a pleno sol para evitar quemaduras en las flores, pero siempre con buena iluminación. En áreas tropicales puede cultivarse en el exterior.
- Se recomienda regar abundantemente y que el sustrato siempre esté húmedo en la estación de crecimiento.
- Necesita temperaturas templadas; no tolera heladas, la temperatura ambiente mínima es 15° C. Suele ocurrir que pierda hojas como respuesta normal a la entrada en latencia en invierno. En ese período, reducir los riegos y permitir que el sustrato se seque entre intervalos.
- Puede conducirse con tutor. Florece sobre ramas del año, por lo que una poda a la salida del verano es favorable para garantizar la próxima floración.
Saintpaulia ionantha
Nativa del bosque tropical nuboso situado entre Tanzania y Kenia, la violeta africana es una herbácea perenne, baja y compacta, pubescente, de tallo ausente o muy corto, con hojas suculentas casi circulares que forman una roseta, de cuyo centro sale el eje floral. Las hojas, por lo general, son de color verde oscuro en el haz y purpúreas o rojizas en el envés. Sus inflorescencias se componen de 8 a 10 flores aterciopeladas de unos 2,5 cm de diámetro, simples o dobles, de color rosado, lila pálido, azul oscuro hasta blanco.
- Requiere luz brillante e indirecta, por lo que debe ubicarse cercana a una ventana muy luminosa durante el otoño y el invierno. Con el aumento de temperaturas y mayor luminosidad, se las debe proteger del sol directo; cuanto mayor sea el nivel de luz, mejor será la floración. Para subsanar la falta de luz en interiores puede estimularse la floración con luz artificial.
- Necesita sustrato liviano, poroso, con muy buen drenaje; una mezcla con partes iguales de turba, arena y perlita es lo adecuado.
- Requiere riego moderado, preferentemente desde abajo (es decir, apoyando la planta sobre un plato con agua tibia). Nunca deberán mojarse las hojas, porque favorece el ataque de enfermedades. Dejar secar el sustrato entre riegos.
- Requiere temperaturas medias, sin extremos mínimos o máximos. Fertilizar con un producto para plantas de interior con flor, mensualmente.
Spathiphyllum wallisii
Es nativa de los bosques húmedos de Colombia y Venezuela. Se la conoce como “lirio de la paz”. De crecimiento rizomatoso, produce desde un punto central hojas de gran tamaño, verdes oscuras brillantes, que forman una mata erecta. Durante todo el año produce inflorescencias compuestas por una espata blanca (bráctea floral), con un espádice blanco cremoso, con flores muy pequeñas y ligeramente perfumadas. La floración depende de la luz que recibe la planta; la falta de iluminación disminuye la cantidad de flores que produce.
- Puede cultivarse al aire libre en ambientes subtropicales, en una ubicación sombreada, sobre un sustrato poroso y orgánico, bien drenado.
- No admite temperaturas menores de 15° C, corrientes de aire o sol directo.
- Necesita riego frecuente sin encharcamiento; agradece la humedad ambiental. También se la cultiva en la forma de kokedama.
- Si las puntas de las hojas se ponen marrones, puede deberse al exceso de agua; también podría ser la consecuencia del sol directo. Si las hojas se marchitan y se secan, la humedad es demasiado baja.
LA NACIONEsta especie es reconocida por limpiar el aire de contaminantes ambientales, razón por la cual se recomienda para espacios laborales y oficinas.